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Y llegó la subasta del Imperio

Y llegó la subasta del Imperio

Al leer El amo de Roma, la última publicación del doctor en filología latina Alberto Monterroso, no he podido sustraerme a un recuerdo de cuando era niño. Sería el año 1965 cuando me llevaron al estreno de la superproducción del momento, titulada La caída del imperio romano, película que me impactó y de la que guardo un gran recuerdo, por lo que al comprobar que el tema del libro de Monterroso coincide con el mismo periodo en el que está ambientado el filme, me predispone de manera favorable a la lectura. Al cerrar el libro soy consciente de que tampoco lo necesitaba para disfrutar de El amo de Roma. Hace tiempo que, cuando veo una película y leo un libro sobre la misma historia argumental, tengo la certeza de que no siempre una imagen vale más que mil palabras. Con la combinación de la descripción de las escenas que hace el autor y mi imaginación de lector, el resultado, por ser personal y único, resulta más atractivo que la imagen que se puede ver en una pantalla.

El amo de Roma nos cuenta, a través del testimonio de Lucio Domicio, centurión que luchó a las órdenes del emperador Marco Aurelio, los doce años de gobierno del último de los emperadores de la dinastía Antonina del siglo II, Lucio Aurelio Cómodo. En este siglo, el imperio romano vivió más de setenta y cinco años bajo el mandato de los denominados “emperadores buenos”: Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío, Lucio Vero y Marco Aurelio, gobernantes que consiguieron que el imperio llegase a su máximo esplendor extendiendo los límites fronterizos y siendo capaces de forjar un periodo de progreso en donde no solo dominaron militarmente al mundo mediterráneo, también dejaron su impronta en las artes, ciencias, filosofía, etc. Todo este esplendor cae velozmente durante los doce años de gobierno del emperador Lucio Aurelio Cómodo (180-192). Resulta paradójico que, siendo hijo del filósofo estoico Marco Aurelio, no heredase ninguna de las cualidades humanas de su padre, siendo, al contrario, un obseso y adicto al alcohol, las drogas y las orgías, además de ser cruel, envidioso y sádico. Un ser depravado.

"El centurión Lucio Domicio permanece en Roma e ingresa, como pretoriano, en la guardia personal del emperador Cómodo, cargo que le permite ser testigo de todos los acontecimientos que más adelante narrará"

El libro arranca con la llegada a Roma de Lucio Domicio para asistir al sepelio de su emperador y general, Marco Aurelio, y al mismo tiempo conocer a su sucesor, Cómodo, quien se encuentra con un superávit en las cuentas del tesoro, debido a los años de buen gobierno de los emperadores que le precedieron. Cómodo dilapida el dinero rápidamente en gastos suntuarios de una vida disoluta y libertina, ganándose el cariño del pueblo con costosos espectáculos de lo que se denominó “tiempos de pan y circo”, en donde el pueblo se alimentaba y se divertía a costa del erario público. Cuando llegó la bancarrota, Cómodo recurrió a expoliar y asesinar a las familias más ricas del Imperio por medio de acusaciones falsas, para quedarse con su patrimonio, con el que mantener su disoluta vida de vicios, gladiadores, pan, sangre y arena.

El centurión Lucio Domicio permanece en Roma e ingresa, como pretoriano, en la guardia personal del emperador Cómodo, cargo que le permite ser testigo de todos los acontecimientos que más adelante narrará. A pesar de ser un recién llegado, observa cómo esa Roma pujante y próspera se va corrompiendo a lo largo del reinado de Cómodo e inicia un periodo de decadencia que terminará, con el paso del tiempo, en una caída imparable provocada por la pérdida de valores humanos, no solo del emperador. También se corrompen todos los círculos próximos a él, y poco a poco la pérdida de autoridad motivada por una falta de gobierno lleva al caos, a la indisciplina y a la entrada masiva de las tribus bárbaras que esperaban atravesar los limes fronterizos, haciendo que se pierda el equilibrio que sostenían las legiones y desaparezca la Pax Romana.

"Si Cómodo hubiese seguido estos sencillos consejos de su padre, habría gobernado mirando por los intereses del imperio"

Alberto Monterroso cuenta cómo se desarrollaron los acontecimientos con descripciones detalladas de la vida en Roma, y cómo se llegó a las conspiraciones que tenían por objeto acabar con la vida de Cómodo. Narra cómo el Imperio se mantiene en pie gracias a hombres que pertenecían al círculo de Marco Aurelio. Cuando Cómodo aparta del gobierno a los colaboradores de su padre, la situación del imperio se deteriora hasta hacerse insostenible; incluso cuando parece imposible que la coyuntura empeore, las circunstancias hacen que todo se vuelva aún más catastrófico. Monterroso demuestra el gran conocimiento que posee del mundo romano y de esa época en concreto, y para construir un libro sobrio y riguroso con la Historia se basa en una extensa bibliografía, detallada en los anexos finales. A continuación de la dedicatoria recoge unas reflexiones de Marco Aurelio, de su obra Meditaciones. (VI. 30):

“¡Cuidado! No te conviertas en un tirano, no te tiñas siquiera de cesarismo, porque es fácil dejarse llevar. En vez de eso, mantente sencillo, bueno, auténtico, respetable, sin arrogancia, amante de lo justo, piadoso, benévolo, afable, firme en el cumplimiento del deber”.

Si Cómodo hubiese seguido estos sencillos consejos de su padre habría gobernado mirando por los intereses del imperio. Los pretorianos no se hubieran atrevido a subastar el cargo de emperador, por lo que la caída del imperio romano hubiese sido menos dañina para Europa.

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Autor: Alberto Monterroso. Título: El amo de Roma. Editorial: Almuzara. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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Sandra Aza
Sandra Aza
2 años hace

Fabulosa y muy descriptiva reseña. Totalmente de acuerdo con que no siempre una imagen vale más que mil palabras. Imaginar un libro resulta mucho más estimulante que verlo en una pantalla. Enhorabuena por esta reseña salpicada de esos datos biográficos que tanta calidez procuran a la lectura.