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María Angulo y las nuevas cronistas

María Angulo y las nuevas cronistas

Conozco de primera mano la labor concienzuda, detallista y de intenso trabajo de la profesora María Angulo Egea. Angulo, que es filóloga y doctora en Periodismo por la Universidad de Málaga, es la investigadora académica que conoce de una manera más profunda todas las claves del periodismo narrativo en español.

Como docente en la Universidad de Zaragoza, donde es profesora titular, ha impulsado proyectos como Zero Grados, revista cultural online, y durante varios años organicé con ella y Teodoro León Gross el congreso internacional de Periodismo de la Fundación Manuel Alcántara. Me di cuenta de su capacidad, entusiasmo y ganas de aprender. Una Maestra en el sentido más amplio del término.

"Son 20 mujeres hispanoamericanas nacidas a partir de 1980 y la obra se divide en cuatro capítulos: tránsitos, cuerpos, violencias y huellas"

Angulo atesora una mirada especial para observar y seguir las pistas de las últimas noticias y tendencias de la crónica y del reportaje, del reporterismo. El nuevo Nuevo Periodismo. No se conforma con autores ya consagrados, sino que potencia brillantes voces que aún no se conocen como deberían.

Con el ánimo del descubrimiento, la docente ha publicado Criaturas fenomenales: Antología de nuevas crónicas (La Caja Books). El prólogo es de la peruana Gabriela Wiener, en una edición que Angulo comparte con Marcela Aguilar. Son 20 mujeres hispanoamericanas nacidas a partir de 1980, y la obra se divide en cuatro capítulos: tránsitos, cuerpos, violencias y huellas.

“Las cronistas transforman el testimonio en relato, hurgan en el lenguaje para encontrar las palabras que mejor reflejen lo que han percibido. Aúnan, así, el arrojo periodístico con la reflexión y el pensamiento, la interpretación y la voluntad literaria”, suscriben Angulo y Aguilar.

"El libro incluye un epílogo con una selección de autoras con textos no incluidos en la antología y cuya lectura se recomienda con entusiasmo leer"

Son cronistas que no rehúyen —si la historia lo merece— del uso de la primera persona, donde hay diálogos y vida. También muerte. Hay arranques que son puro periodismo literario. “No recuerdo la cara de la mujer que me dijo que me quitara la ropa. No recuerdo cómo me lo dijo, si me lo pidió o me lo ordenó, pero yo sentí que no tenía otra opción que quitármela” (Agáchate, puja y tose, de Mónica Baró). Hay crónicas que exhiben el desgarro de la familia, como Rapto de locura, de Margarita García Robayo y “mandíbulas que sostenían la presión” con barrotes que no se veían, como escribe Ángeles Alemandi en La jaula abierta.

El libro incluye un epílogo con una selección de autoras con textos no incluidos en la antología y cuya lectura se recomienda “con entusiasmo leer”. Hay nombres fundamentales de autoras tan consolidadas como Karina Sainz Borgo, con sus Crónicas barbitúricas; Virginia Mendoza (Detendrán mi río: Desarraigo y memoria en un rincón de la España sumergida), María José Carmona con su crónica Mujeres de pies grandes (Altaïr Magazine) o Sol Aliverti con la crónica El aparecido (revista Anfibia).

"No hay que olvidar otro volumen de la profesora madrileña que quizá pasó más desapercibido. Es mi favorito. Se llama Inmersiones: Crónica de viajes y periodismo encubierto"

Criaturas fenomenales forma parte del corpus de obras de María Angulo sobre el periodismo narrativo con libros tan claves como Periodismo literario, Artículo femenino singular, publicado junto a León Gross, y el más celebrado hasta ahora: Crónica y mirada, que incluye textos de Leila Guerriero, Juan Villoro y Martín Caparrós. Y no hay que olvidar otro volumen de la profesora madrileña, que quizá pasó más desapercibido. Es mi favorito. Se llama Inmersiones: Crónica de viajes y periodismo encubierto.

Último capítulo de esta obra. Se titula Bienvenida al paraíso: Un lugar llamado Caños de Meca. Es una crónica donde Angulo deja a un lado su labor de investigadora del periodismo narrativo y se convierte en autora.

Hay una imagen que me obsesiona. Una postal liberadora a la que acudo cuando me puede la presión laboral y la ansiedad. Es muy sencilla. La playa de La Mangueta, de Zahora, al lado de Caños, abierta, luminosa, blanca y vacía con algo de viento soplando. Yo, desnuda, tumbada en la playa, libre, y en ese mar fuerte y azul de frente.

María Angulo demostró en este texto su enorme potencial como cronista. El paraíso está cerca.

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