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Cómo meterse en la piel de un señor de la guerra como Leovigildo

Cómo meterse en la piel de un señor de la guerra como Leovigildo

Considerado el rey visigodo más importante, además de uno de los soberanos más respetados de toda la historia de España, Leovigildo sigue siendo un personaje lleno de claroscuros. Fue un gran estratega que unificó los derechos de los godos y de los hispanorromanos, expandiendo de este modo su reinado y reorganizando territorialmente la península, pero también fue un padre que tuvo que enfrentarse a su propio hijo cuando éste se rebeló contra él. Aun así, y como dice José Soto Chica en este texto, «si Leovigildo hubiera sido rey en las contemporáneas Britania o Escandinavia, su vida hubiera sido leyenda. Pero fue rey en Hispania y sus hechos son historia».

En este making of José Soto Chica cuenta los motivos que le impulsaron a escribir la biografía Leovigildo, rey de los hispanos (Desperta Ferro).

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Llevo veintitrés años ejerciendo de historiador y tengo ocho libros de historia a mis espaldas, pero nunca había escrito una biografía, y comenzar por la de alguien tan grande y complejo como el rey Leovigildo era como hacer tus primeras prácticas de alpinismo enfrentándote a la cara norte del Everest. Cierto es que yo no quería conformarme con contar lo que Leovigildo hizo, sino que me empeñé en meterme en su mente y bajo su piel, y eso requirió mucha energía. Pero la experiencia me ha encantado y creo que me ha hecho mejor historiador y, sobre todo, mejor persona.

"Se comprenderá que ante un personaje así, uno que ya era un enigma para sus contemporáneos, un historiador se tiene que tentar mucho la ropa antes de emitir un juicio"

¿Que por qué es tan difícil componer una biografía total de Leovigildo? Pues porque el personaje en cuestión es uno de esos que, ya en su tiempo, desconcertaba a todo el mundo: ¿Héroe fundador o demonio capaz de todo crimen? ¿Asesino brutal de su primogénito o padre abatido por la negra traición de su hijo? ¿Sabio entre los sabios u hombre mezquino y brutal? ¿Valiente guerrero o traidor sin moral? ¿Rey piadoso o servidor del Anticristo? Sus contemporáneos no lograron ponerse de acuerdo. Más aún, a menudo convenían en que todo eso, y todo a la vez, era cierto y alternaban los elogios y los reconocimientos con las maldiciones y las acusaciones. Se comprenderá que ante un personaje así, uno que ya era un enigma para sus contemporáneos, un historiador se tiene que “tentar mucho la ropa” antes de emitir un juicio. Un “juicio” que, además, se emite en base a muy escasos y crípticos documentos.

¿Entonces, por qué arriesgar incontables y agotadoras jornadas de trabajo de investigación en busca de un personaje tan difícil de comprender? Porque es fascinante. Leovigildo es un superviviente, y a mí, que estuve un par de semanas entre la vida y la muerte, los supervivientes me atrapan. Leovigildo nació en torno a uno de los peores años en que alguien podría haber nacido: el 536, el año del “gran velo de polvo”, cuando los cielos del hemisferio norte se nublaron por mor de la explosión de un volcán, provocando tres años sin verano y sin cosechas.

"Leovigildo resultó ser el rey guerrero más formidable y batallador de cuantos han regido los destinos de Hispania. Quizá por ello, ya en su tiempo, mereció ser llamado rey de los hispanos"

Cinco años más tarde, cuando Leovigildo debía de ser un niño pequeño, se extendió por ese mundo hambriento la más devastadora pandemia que la humanidad ha conocido: la “peste de Justiniano”; y por si semejante colección de desastres no bastara, Leovigildo nació, creció y se hizo rey en un periodo en el que su pueblo, los visigodos, eran acosados, de continuo, por la derrota y la guerra. De modo que, cuando en los primeros días de 569 se presentó en Toledo para casarse con la viuda del anterior rey godo y tomar el gobierno entre sus manos, todo parecía indicar que a los visigodos sólo les quedaba la opción de ser barridos por el viento de la historia.

Pero no lo fueron. Y no lo fueron porque Leovigildo resultó ser el rey guerrero más formidable y batallador de cuantos han regido los destinos de Hispania. Quizá por ello, ya en su tiempo, mereció ser llamado “rey de los hispanos”. Fue un señor de la guerra invencible, un legislador sagaz, un estadista genial y un padre fracasado.

"Años de escanear y escudriñar viejas crónicas, vidas de santos, actas de concilios, inscripciones olvidadas... De meditar sobre los intereses de reyes e imperios, de iglesias y obispos"

Si Leovigildo hubiera sido rey en las contemporáneas Britania o Escandinavia, su vida hubiera sido leyenda. Pero fue rey en Hispania y sus hechos son historia. Yo he pretendido contar esa historia y hacerlo incluyendo a su intrigante y formidable esposa, Gosvinta, y a sus hijos, convertidos en santos por la iglesia, pero tan ambiciosos y feroces como su padre y, sobre todo, he pretendido rescatar a Leovigildo sin dejarme atrás su mundo: el de una Hispania peligrosa acosada por un entorno, el del Mediterráneo de la segunda mitad del siglo VI, colmado de conjuras y asesinos, de santos y batallas.

¿Qué cómo se hace eso? Años de escanear y escudriñar viejas crónicas, vidas de santos, actas de concilios, inscripciones olvidadas… De meditar sobre los intereses de reyes e imperios, de iglesias y obispos. Y, sobre todo, de armarse de la voluntad de adentrarse no sólo en el pasado, sino en ese bosque oscuro que es el alma de todo ser humano y, muy particularmente, en la de un hombre, Leovigildo, que fue un superviviente, que lo sacrificó todo, incluso su alma, y que combatió toda su vida, por dejar tras de sí un legado que él nunca pudo disfrutar: un reino que ofreciera seguridad a sus habitantes y una existencia un poco más humana.

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Autor: José Soto Chica. Título: Leovigildo, rey de los hispanos. Editorial: Desperta Ferro. Venta: Todos tus libros.

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