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Pequeño homenaje a Ian Falconer

Pequeño homenaje a Ian Falconer

Hace algunas semanas falleció Ian Falconer, creador de Olivia, uno de los personajes infantiles más populares de lo que llevamos de siglo. Olivia apareció por primera vez en el año 2000 y dio lugar a una serie de más de una docena de álbumes a lo largo de dos décadas. Su éxito fue fulminante: fue libro de honor en los premios Caldecott en su debú y rápidamente se hizo con una legión de pequeños admiradores que todavía hoy leen sus libros, ven su serie televisiva o se disfrazan como esta cerdita.

Para su creación, Falconer echó mano de dos recursos que quizás expliquen parte de este éxito: los referentes personales y el desparpajo cómico. Falconer construyó la personalidad de su criatura con “materiales” próximos, tomados directamente de su vida. Partió, como en muchos otros casos de la imaginación infantil (el Christopher Robin de Milne o la Alicia de Carroll son ejemplos célebres) de una niña cercana a él, su sobrina, y del mundo en el que se había desenvuelto su existencia, el gran arte (Falconer fue durante años diseñador de vestuario y escenarios de grandes teatros, dibujó portadas de la revista The New Yorker, mantuvo relación con artistas como David Hockney y Tom Ford). Partiendo de este mundo próximo, bien conocido, Ian Falconer supo dar un salto de distanciamiento, dejó entrar la risa, y eso le permitió componer la figura de una pequeña cerdita capaz de hacer ballet, admirar la pintura de Degas o desafiar a Jackson Pollock garabateando las paredes impolutas de su hogar.

"La primera Olivia de Falconer encarnaba en la contradicción entre su naturaleza animal y su capricho creativo, humano, una imagen cómica, alegre, fácilmente reconocible por sus pequeños lectores"

La mezcla de sofisticación (sellada por un minimalismo cromático infrecuente en el mundo infantil, una composición limpia, característica del arte pop) y de desparpajo (Oliva es una “niña” de carácter valiente, creativa y desacomplejada —una cerdita desenvuelta en la gran capital del mundo—) ofrece como resultado una imagen lúdica y festiva: Olivia exprime sus días en acciones y ensoñaciones. Lectora, bailarina, escultora, pintora, diva de la ópera… La primera Olivia de Falconer encarnaba en la contradicción entre su naturaleza animal y su capricho creativo, humano, una imagen cómica, alegre, fácilmente reconocible por sus pequeños lectores: la seguridad de poder hacerlo todo, la ilusión como motor del gran teatro de la vida.

En su último y hermoso álbum, titulado Two Dogs y no editado en nuestro país, el prematuramente desaparecido Ian Falconer volvió a sus constantes imaginativas. Los protagonistas son dos nobles y juguetones perros salchicha moldeados conforme a los distintos caracteres de sus sobrinos y cuya experiencia transita por muchos de los espacios que marcaron la ilusión de su vida: la gran música, escenarios de juego y representación, mansiones de verde césped, esplendorosas piscinas.

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Autor: Ian Falconer. TítuloOlivia. Traducción: Ernestina Loyo y Teresa Mlawer. Editorial: Fondo de Cultura Económica. VentaTodos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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