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Toma y lee (XV): Perpetuar recuerdos

Toma y lee (XV): Perpetuar recuerdos

En este omoshiroi que os sirvo en Zenda, publico una vez al mes un diario de lecturas y conversaciones sobre libros.

Si te apetece, toma y lee.

Martes, 1 de noviembre

El diario es un trasiego continuo de ideas que recojo a cualquier hora, incluso la más insospechada. Intento salvar instantes que caerían, si no los escribo, en el inevitable precipicio de lo desechado por la memoria. Aunque algunas veces no entienda mi letra endiablada y las notas en el móvil también sean apresuradas, casi sin sujeto, apenas un esbozo, hay tiempo cada día para guardar una idea, un proyecto futuro, una cita, una frase. Escribir es perpetuar los recuerdos.

Miércoles, 2 de noviembre

Un diario también puede ser la última esclavitud. Es una esclavitud autoimpuesta, flexible y no exenta de altibajos. ¿Lograré este mes el tono que quiero?

Jueves, 3 de noviembre

No se me ocurre nada para el diario. Ni siquiera sé qué día es hoy.

Viernes, 4 de noviembre

Escucho a Montano presentar el libro Un tal González (Alfaguara) de Sergio del Molino, que lleva desde anoche en Málaga. Esta mañana ha venido en la caravana de Carlos Alsina con el Más de uno + La Cultureta mañanera y la Gran Reserva de Rubén Amón (grabada esta vez y centrada en Picasso).

El libro está redactado en secuencias, se puede leer en estéreo, aporta Montano, y como buena parte de nuestra historia arranca en Francia. Me fijo en Carmen Romero de estancia en Florencia (quería respirar de Moncloa) y Joaquín Sabina en el cine Salamanca con su banda Viceversa y la sátira Cuervo Ingenuo de Javier Krahe, cortada por el realizador de TVE por tratarse de una crítica contra González. Era el 23 de febrero de 1986, cinco años después del intento de Golpe de Estado de Tejero. Hacía menos de un mes del referéndum de la OTAN.

Del Molino se pone en el lugar de los personajes para intervenir en la realidad. Porque la verdad de las mentiras puede ser más verdad que una presunta no ficción. Un libro que se debe entender en clave literaria, como la novela que es, y que en ningún caso intenta ‘biografiar’ a González, ni blanquearlo. Se llama literatura.

Sábado, 5 de noviembre

¿Este diario zendiano se trata en realidad de capítulos tentativos, experimentales o fallidos, de unas memorias futuras?

Martes, 8 de noviembre

Garriga Vela está muy feliz. Ya tituló Juan Cruz el 15 de agosto de 2004 que esta ciudad era eso. Feliz. Garriga, escribía, se va a Ecuador la semana que viene. Un mes estará en aquel país, que ahora anda algo revoltoso, como un niño chico a punto de meter los dedos en un enchufe. José María de Loma radiografía el encuentro de esta mañana, gozosa, con horas que se pasan en minutos, en su dietario dominical, imprescindible, jugosísimo, siempre nutritivo. Loma y Garriga se tenían que conocer. Y admito que estoy orgulloso de haber sido testigo, alcahuete incluso, de una incipiente amistad. Sus mundos son similares. Seres ensimismados, dueños de una prosa muy personal, amantes de la frase corta y precisa, donde la emoción y el juego de espejos no deja de causar asombros, sonrisas y ternura.

«Agustín Rivera y yo le hemos hecho muchas preguntas sobre su vida y el autor de Muntaner 38 o Pacífico nos ha alegrado la mañana con anécdotas e historias literarias, como la de aquella vez en la Feria del Libro de Barcelona en la que Vázquez Montalbán, viendo la cola de lectores en busca de firma y dedicatoria que tenía Garriga, sacó un par de puros, ‘Garriga, esto hay que celebrarlo'», escribe Loma.

Vamos a quedar cuando vuelva. Deseando estamos de repetir el encuentro. La próxima vez le acompañamos a comprar un par de películas.

Miércoles, 9 de noviembre

Entrevisto a cuatro Premios Nacionales de Cultura. Esta es su visión de la ciudad.

Jueves, 10 de noviembre

No llevo periodicidad de publicación exacta del diario. En principio este Toma y Lee aparece cada cuatro semanas, pero a veces me retraso más. Tengo dos entrevistas muy largas pendientes y esta espuma de los días, aún calurosos, aparece y desaparece. Debo estar muy atento para que no se escapen.

Viernes, 11 de noviembre

La Ventana se emite desde el Rectorado de la UMA. A las seis de la tarde, mientras está el boletín, o el boleto, como se dice en el argot, cuatro de mis alumnas hablan con Carles Francino. “¿Tenéis claro lo que es el periodismo?”, pregunta. “Es contar historias, ver el mundo y tener curiosidad”. “¿A qué os queréis dedicar?”. Casi todas quieren hacer radio. “Pues yo prefiero la tele”, dice Francino. Esa ilusión, que ojalá no se marchite, de los 20 años al ver y poder conversar en tono distendido con una estrella que no ejerce como tal, que es una persona cercana, atenta y curiosa. Después, José Manuel Atencia, director de Ser Málaga, les da consejos prácticos para aspirar a una beca de verano.

En el Parque, mientras espero a que Toñi llegue para la cena en La Malagueta con dos excelentes amigos, me encuentro con mi primo hermano Alberto y con Matilde, su mujer. Hablamos de sus programas de radio favoritos y la polarización política que tanto enturbia. El domingo es el cumpleaños de Alberto. Es unos años mayor que yo, se conserva bien joven y es un gusto charlar con él. Ahora, de mayores, nos estamos conociendo más. Nunca es tarde. Siempre nos da alegría vernos. Que no se me olvide felicitarle.

Sábado, 12 de noviembre

Publico en El Confidencial el reportaje del Wonder of the Seas, una semana a bordo del crucero más grande del mundo, con fotos de Toñi. Fue la experiencia del verano.

Román Piña Valls presenta en la librería Luces Karaoke, el libro de Gonzalo Campos. Piña explica cómo funciona Sloper, su pujante editorial, ahora también con Ben Clark (que publicará poemario en primavera y acaba de lanzar el sello Isla Elefante) a los mandos. Disecciona cómo es su trabajo de editor, sus gustos cuando elige la obra que publica, y la manera de enfocar la literatura. Cero imposturas y la ironía y el humor como mandamientos apócrifos, sagrados en el ’románpiñismo’.

La vida celebrada, Premio Andaluz de Poesía Villa de Peligros, es un magnífico poemario de Francisco Daniel Medina, salpicado de velocistas, revueltas aguas, desfiles de nubes, playas de invierno y desprotegidos que no distinguen “lo bello y lo terrible”:

Leí a los modernos y a los clásicos
en los pasillos de las bibliotecas.
Gasté días en centros comerciales
y memoricé las primeras frases
de las novelas en las mesas de novedades.
Escupí el cristal de varias librerías
por sentir una envidia insana hacia los autores
que habitaban allí, donde no hacía frío
ni los sueños quedaban apartados.

Domingo, 13 de noviembre

Román Piña alquiló una bici y compró unas Locas. Se las llevó a Mallorca como los ‘forasters’ que regresan de la Isla con ensaimadas compradas en Son Sant Joan. Jamás he probado las Tortas Locas. Tengo que llamar a Román a ver si le gustaron. Espero que no me conteste con la mallorquinada Ja te diré coses.

Lunes, 14 de noviembre

Recibo dos libros de la Fundación Rafael Pérez Estrada. La correspondencia del escritor con José Ángel Cilleruelo (1986-2000) y una antología de su poesía joven (1972-1985). Fue una intensa amistad mecanografiada, con cartas que expresan estados de ánimo, lecturas compartidas y viajes por hacer. Un diálogo intergeneracional entre Barcelona y Málaga que retrata a un Rafael luminoso, desbordante de creatividad y de proyectos.

Jueves, 17 de noviembre

Amparo de la Gama entrevista a David Jiménez en el Trocadero de Río Real (Marbella). Un señor alemán, bien elegante, de unos 80 años, que parece un secundario de la novela de Viruca Yebra, hace un miniparlamento. Concrete, por favor. Dos jóvenes periodistas entrevistan unos minutos a David. Reporterismo en vena. 

Viernes, 18 de noviembre 

El mejor regalo de cumpleaños que podía compartir con mi joven amigo es el correo electrónico con el archivo adjunto que acabo de recibir. Primer día de la temporada con algo de frío… y lluvia.

Domingo, 20 de noviembre 

Qué bien narra Jonathan Eig la personalidad del mejor boxeador de todos los tiempos, el mejor deportista del siglo XX, el más grande, como se definía Cassius Clay. Ali (Capitán Swing):

“Ali fue arrastrando los pies al caminar, con los brazos hundidos. No era el lenguaje corporal que cabría esperar de un aspirante al título de campeón de los pesos pesados de boxeo. Desde luego, no era el lenguaje corporal de un hombre preparado para un encuentro violento cuerpo a cuerpo. Una vez en el cuadrilátero, bajo el brillo de las luces, Ali se espabiló un poco y animó a sus seguidores a abuchear a su rival, haciendo como si quisiera que empezara ya la pelea, antes de que sonara la campana. Pero la puesta en escena apenas si resultaba convincente. En cualquier caso, lo que parecía era que estaba ebrio».

Lunes, 21 de noviembre

La vida es preparar veranos. Toñi mira opciones de vuelos, destinos algunos ya conocidos y otros inexplorados. ¿Viajaremos otra vez a Europa o a otro continente? ¿Sacamos ya los billetes o esperamos un poco más? Me acabo de comprar la agenda en papel 2023 y relleno huecos con actos programados y planes personales. Ilusión.

Martes, 22 de noviembre

Lleno para escuchar a Juan Soto Ivars (Nadie se va a reír, en Debate) y el periodista Jorge Pedrosa (Málaga Hoy). Txema Martín nos lleva al antiguo Trovador, testigo de tantas noches de humos, confidencias y sueños. Amparo García fotografía a Juan dentro del bar. Esa imagen, que parece más bien el fotograma de una película de Scorsese, es el mejor retrato que le han hecho. Al salir solo quedaba un taxi. Siga a ese vehículo. Ni se le ocurra perderlo de vista.

Miércoles, 23 de noviembre

Arranco las primeras páginas de El desaliento (Anantes), de Rafael García Maldonado. Me cautiva su prosa, íntima amiga de la frase subordinada y que teje una atractiva atmósfera navegando por aquel Misisipi del sur de España, en la tierra del Coto, un Guadalquivir que fenece con la mirada puesta en África. Vuelvo a leer renglones para fijarme, con detalle, en el estilo. Ese estilo, de exigente belleza, me deja huella.

Jueves, 24 de noviembre

Leo en clase las primeras páginas de A sangre y fuego de Chaves Nogales, el periodista que había contraído “méritos bastantes para haber sido fusilado por los unos y los otros”. Por desgracia el texto parece totalmente contemporáneo, como si Chaves siguiera vivo.

Antonio Javier López presenta Fórmula On (Plataforma editorial) de Belén Ramírez. Quería ser periodista, al final se graduó en Leyes, como se decía antes. Don (es imposible referirme a él sin el don por delante) Alejandro Rodríguez Carrión, catedrático de Derecho Internacional Público de la UMA, le dijo que se podía ganar muy bien la vida con su oratoria vivaz y bien argumentada. Docente con 27 años de experiencia, se hizo una experta en coaching y ahora también es autora. Belén atesora mucho desparpajo, es resolutiva, concienzuda en su trabajo, y muestra siempre gran empatía. Su libro es un reflejo de su personalidad.

“¿Por qué era incapaz últimamente de saborear los buenos momentos?”, se pregunta la escritora que deja claro que los monstruos que nos roban la energía “no están ahí fuera sino dentro de nosotros”. Ella tiene un plan para rendir más y vivir mejor. Solo hace falta ponerlo en práctica. Cuando quieras. Mejor cuanto antes.

Viernes, 25 de noviembre

Entrevisto a Luciano González Ossorio, exjefe de prensa de Pedro Aparicio, en el centro Larios. Su bigote ha olfateado la vida periodística y política de la ciudad de los últimos 40 años. Luciano, de 91 años, acaba de publicar un libro sobre La Joven Málaga, el primer periódico que fundó Cánovas del Castillo con apenas 17 años y antes de su salto a Madrid. Jóvenes adolescentes y veinteañeras van y vienen con bolsas de Primark. Me doy cuenta que es Black Friday y no me compro nada. Pasan de ponerme el café templado.

Sábado, 26 de noviembre

—Niño, ¿vas a ir a las luces de la calle Larios?

—¿Hoy, con más gente que en la guerra? ¿Tú estás ‘chalao’ o qué?

—Pues no veas lo guapas que están.

—Otro día, tío, otro día.

Lunes, 28 de noviembre

Antonio Lucas, embutido en su clásica indumentaria oscura ribeteada por una barba líquida y gafas ‘rojáceas’, llega al hotel y el abrazo de la amistad triunfa con energía. Riverita, espérame un momento aquí; ahora mismo bajo. Los recepcionistas hablan de sus cosas. Apunto lo que dicen y dudo, mientras escribo esta entrada del Toma y Lee, si transcribirlo o no. Saben mogollón de coches y motocicletas.

Antonio dialoga con Guillermo Busutil (no te lo pierdas). Futuros poetas, novelistas y reporteros preguntan cómo trasladar las letras en vida. A veces no hay mejor sinfonía que la de los acordes que se estrenan, lejos del vacío, en aquella

orfandad de voz y de escritura
una niebla caníbal como de luz primera

que cantó en Las máscaras de junio de 2004.

Martes, 29 de noviembre

Quedo con Vicente Luis Mora en el hotel Molina Lario. Tengo preparadas 15 preguntas. Qué delicia que una entrevista se convierta en un diálogo, en una conversación y luego te olvides de las cuestiones preparadas. La ensaladilla rusa estaba rica. Apago la grabadora, nos contamos vida, compartimos literaturas y alguna vivencia. ¿Dónde vas? Te acompaño. Antes de despedirnos, junto a La Deriva, con el abrigo cómplice de la calle y el sol de otoño, saco el teléfono del bolsillo y le hago un par de fotos. Creo que voy a llegar a tiempo para comer si encuentro en qué planta del aparcamiento dejé el nipón-auto. ¿Será tras la columna? Ahí está.

Miércoles, 30 de noviembre

Marina Maier Alcántara, la nieta del Maestro y directora de la Fundación Manuel Alcántara, me regaló el lunes un ejemplar (han editado 1.000) de una primorosa edición de Ciudad de entonces. Con este poemario, que fue su cuarto libro, ganó Alcántara en 1962 el Premio Nacional de Literatura.

Carnet de identidad

Nadie avisó. Más tarde o más temprano
Se supusieron que lo aprendería
Nadie me dijo: riega a la alegría,
los muertos son terreno de secano.

Todo lo que importa está lejano.
Si yo hubiera sabido a qué venía
os juro que viviryo que sabía
no me hubiera ganado por la mano. 

Me dijeron vivir a quemarropa:
siglo XX acordaron, en Europa,
en Málaga, en enero y en Manolo. 

Todo lo dispusieron: hambre y guerra,
España dura, noche y día, tierra
y mares… luego me dejaron solo

No sé si soy ya el hombre que aparece en mi carnet de identidad, el que perdí en Francia este verano y recuperé unos días después. Sigo siendo yo, en esencia —lo creo—.  Perdí batallas, amé y amo la vida. En Málaga, en noviembre.

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