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Volver la vista atrás

Sergio Cabrera y Juan Gabriel Vásquez.

“Para mi hermano Dani, con la amistad de un cuarto de siglo”.

Espero que Juan me disculpe por compartir la dedicatoria que me hizo con los lectores de Zenda, a modo de comienzo de este texto. Voy a revelar también que recibí su libro como regalo de cumpleaños, o de no cumpleaños como en Alicia en el país de las maravillas, pues nací un bizarro 29 de febrero.

La fotografía que acompaña estas palabras la hice tras la presentación de Volver la vista atrás, la última novela de Juan, celebrada en la Fundación Telefónica de Madrid, en los últimos días de febrero.

El libro es la saga de los Cabrera Cárdenas, una suerte de biografía novelada de los años de Sergio Cabrera y de su familia en la China de Mao Tse-Tung y posteriormente en las filas de la guerrilla, combatiendo en el Ejército Popular de Liberación (ELP) en Colombia. En palabras de Juan:

«La novela comenzó como una película frustrada que le encargaron a Sergio basada solamente en sus años en la China de Mao. En 2013 comenzamos a charlar. La película descarriló, como pasa frecuentemente en el cine, pero me bastaron esas conversaciones para saber que aquí había un libro mío. La vida de Sergio tal como él me la estaba contando se convirtió en una gran metáfora de un momento histórico de América latina en la segunda mitad del siglo XX. Y eso es lo que siempre he tratado en mis libros: buscar el espacio en el que la gran historia, los grandes movimientos sociales, se chocan con las pequeñas historias íntimas y familiares…La manera en que nuestras vidas privadas responden a fuerzas que no controlamos, que son las de la historia y la política». 

"Un buen libro es una maleta que nos hace viajar y es también un espejo donde buscamos, o intentamos ver, el reflejo de nuestras propias vidas"

Juan es Juan Gabriel Vásquez y, volviendo la vista atrás, lo conocí, junto a Mariana Montoya, a principio de los años 90 durante una cena en nuestra casa de París. Santiago Gamboa lo había invitado, a pedido nuestro, para una de esas cenas opíparas que organizaba Viviana. Ellos acababan de llegar a la ciudad y ese mismo día comenzó esta bella amistad que dura ya un cuarto de siglo.

La primera vez que lo leí —en realidad lo escuché— fue durante una fría noche de enero, alrededor de la chimenea de una vieja casona de un pueblo de los Alpes franceses, que curiosamente se llama Morzine, como en un fallido intento de pronunciar mi apellido. Cenábamos una fondue Savoyarde y Juan nos leyó tímidamente, a Viviana Azar, José Manuel Fajardo y a mí, el borrador de uno de sus primeros textos. Con los años y los muchos encuentros, hemos visto a nuestros hijos crecer y, libro a libro, cuento a cuento y traducción tras traducción, he sido testigo de su andar por los vastos senderos que lo han convertido en una de las grandes voces de la literatura.

Mario Vargas Llosa y Sergio Cabrera.

Un buen libro es una maleta que nos hace viajar y es también un espejo donde buscamos, o intentamos ver, el reflejo de nuestras propias vidas. La última novela de Juan Gabriel Vásquez me transportó a la China de la Revolución Cultural y a la selva de los movimientos armados de los años 70 en Colombia, y me llevó a que las muchas vidas de Sergio Cabrera hicieran eco en mis propios exilios y desencuentros.

Es una novela de aventuras que nos adentra en los territorios de las relaciones familiares, el compromiso político y su posterior desencanto, el exilio y los amores. Es también un libro de aventuras del cual no nos podemos separar hasta terminarlo.

"Los distintos momentos de la vida de Sergio van tomando forma en un rompecabezas cuya construcción es perfecta"

El libro me ha encantado y emocionado. Los distintos momentos de la vida de Sergio van tomando forma en un rompecabezas cuya construcción es perfecta. El riquísimo lenguaje de Juan nos permite escuchar las distintas voces de sus personajes y, a través del suspenso de su intriga, descubrimos los aromas y las músicas de la selva colombiana y las diversas geografías que nos llevan a una fábrica de relojes de Pekín, a un campo de entrenamiento de los Guardias Rojos o a las butacas de la Cinemateca de Barcelona durante una retrospectiva de la obra del director colombiano.

A Sergio Cabrera lo fotografié por primera vez en octubre del 93. Fue en el maravilloso Festival Biarritz Amérique Latine (que este año celebra su 30ª edición). Conservo una fotografía suya recibiendo el máximo galardón por su film La estrategia del caracol. En el escenario se lo ve con el trofeo, luce una melena de los años rock y una colorida corbata haciendo juego con la selva colombiana, y sonríe tímidamente junto a Mario Vargas Llosa.

El libro de Juan es puro cine también. Ojalá que la historia novelada de los Cabrera Cárdenas regrese en un mágico bumerang al Cine, naturalmente de la mano de Sergio, para una vez más Volver la vista atrás.

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