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El día en que España recuperó el honor: El tesoro del Cisne Negro

El día en que España recuperó el honor: El tesoro del Cisne Negro

Cuando la empresa americana Odissey descubrió la fragata La Merced, hundida en el Atlántico desde principios del XIX, todo el revuelo mediático giró en torno a la apropiación del mayor tesoro submarino en monedas de oro encontrado jamás. No obstante, tal y como mantiene la adaptación al formato novela gráfica El tesoro del Cisne Negro (Astiberri, 2018), todo gira en torno a cierto sentido del honor perdido, a los muertos españoles perdidos, como siempre ocurre, en la memoria. El relato de Paco Roca (Arrugas) y el debutante guionista Guillermo Corral esconde, bajo su estética y título tintinescos, una dentadura excepcional capaz de trenzar en esa cuerda intereses más prosaicos.

"El tesoro del Cisne Negro cuenta, en formato popular, una de las pocas ocasiones recientes en las que no solo teníamos razón, sino que nosotros fuimos mas listos que la competencia"

Contada en clave de thriller de aventuras, El tesoro del Cisne Negro presenta la epopeya (legal, humana, cultural) del descubrimiento del pecio español La Merced, hundido a principios del XIX con 500.000 monedas de oro y plata y 249 cadáveres a bordo. Algunos detalles se han cambiado, alterado o dramatizado, como es obligación de un autor de ficción: la compañía americana ha sido rebautizada como Ithaca, y se han añadido episodios de tensión e incluso acción que aumentan el interés y el espectáculo.

Pero bajo su apariencia de relato clásico de aventuras, en El tesoro del Cisne Negro prima un elemento documental. Sus viñetas son en ese sentido un ejemplo de cómo compaginar con amenidad los intereses de dos géneros en principio incompatibles mediante el puro acto de narrar, e incluso tocar otras cuerdas que enriquecen el relato (no falta, ni siquiera, el descubrimiento de una identidad: el Cisne Negro es en realidad la española La Merced, un recurso propio de las mejores novelas de suspense). Al final lo que prima es una moraleja excepcional, pero por lo extraña, con los poderes públicos actuando en beneficio de la cultura, la eterna última de la fila, incluso en contra de sus intereses políticos. El tesoro del Cisne Negro cuenta, en formato popular, una de las pocas ocasiones recientes en las que no solo teníamos razón, sino que nosotros fuimos mas listos que la competencia.

"Al final, lo único que queda patente es una noción un tanto trágica, la de que evitar el conflicto a menudo resulta una misión imposible"

Con una bonhomía y optimismo que, efectivamente, también remiten a Hergé, Paco Roca dispone en imágenes de impecable claridad y detalle un relato casi cinematográfico, un guión meticuloso hasta el extremo que, sin embargo, sabe salpimentar lo que podría haber sido una farragosa narrativa de despachos en un relato humano (no falta ni una historia de amor o personajes pintorescos como el abogado Jonas Gold, así como antagonistas claros) repleto de giros y movimientos inesperados, reforzados por esa dosis final de conspiranoia  que retuerce las últimas viñetas y proyecta el relato hacia el futuro. Lo que predomina, no obstante, no es la oscuridad de la cloaca política, el desencanto de la investigación de despacho, sino la idea fundamental (y netamente aventurera) de que “la cultura es nuestro petróleo”, así como un realismo pintoresco adornado por ciertas metáforas visuales que agradarían al mismísimo Spielberg (no puede ser casual que el de Ohio dirigiera también la infravalorada adaptación de Tintín; incluso el abogado Gold parece querer ocupar el espacio de Denholm Elliot en Indiana Jones y la Última Cruzada).

“Esta aventura no nos la va a quitar ni Dios”, dice un ministro sospechosamente parecido a César Antonio Molina, sellando esa alianza entre objetividad e idealismo, resignación y sentido de la aventura, que se desprende de la investigación y las fuerzas ocultas que actúan sobre ella. La meticulosidad con la que aparecen reproducidos los pasillos del Ministerio y las Cortes de Justicia a este y otro lado del charco refuerza esa honradez narrativa, mientras los ambientes y el ritmo casi frenético potencian el entretenimiento del lector casual. Pero su ingenuidad es solo la primera capa de la cebolla: al final, lo único que queda patente es una noción un tanto trágica, la de que evitar el conflicto (como le ocurre a Don Diego de Alba, comandante de La Merced asesinado por los ingleses, y en el presente a Álex Ventura, el diplomático que siente la llamada de la aventura) a menudo resulta una misión imposible.

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Autor: Paco Roca y Guillermo Corral. Título: El tesoro del Cisne Negro . Editorial: Astiberri. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro

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