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Camilo José Cela Conde: «Cela hizo de padre literario incluso de quienes hoy optan por denigrarlo»

Camilo José Cela Conde: «Cela hizo de padre literario incluso de quienes hoy optan por denigrarlo»

Foto: Daniel Mordzinski

«El que resiste, vence». De todas las frases que escribió y pronunció Camilo José Cela (Iria Flavia, 1916 – Madrid, 2002), quizá sea ésta la que más se repite a la hora de resumir su actitud ante la literatura y ante el mundo, y viene al caso traerla a colación ahora que no falta tanto para que se cumplan veinte años de su muerte, una efeméride lo suficientemente redonda para calibrar la vigencia y la universalidad de su legado. En estos últimos tiempos, además, la editorial Debolsillo viene rescatando sus obras completas en unas cuidadas ediciones que paulatinamente están devolviendo a las librerías títulos que fueron indispensables para la literatura española junto a otros que, aun teniendo la consideración de obras menores, permiten abarcar la fructuosa trayectoria narrativa del último Nobel español desde una perspectiva global y actualizada. Los dos últimos volúmenes que han aparecido recogen los dos viajes a la Alcarria —el primigenio de 1948 y el que Cela llevó a cabo casi como un homenaje autoparódico en 1986— y las novelas Pabellón de reposo (1943) y Tobogán de hambrientos (1962)  Que tal empeño provenga de una editorial perteneciente al mismo grupo que Alfaguara, la casa que fundó el propio Cela en 1964 y con la que tendría después notorios desencuentros, no puede dejar de interpretarse como una especie de guiño del destino. Más o menos eso juzga el hijo del escritor, Camilo José Cela Conde (Madrid, 1946), que preside la Fundación Charo y Camilo José Cela y habla en esta entrevista, mantenida a través del correo electrónico, acerca del papel de su progenitor en el contexto de las letras hispanas del pasado siglo y valora este relanzamiento de los títulos que fueron saliendo de su pluma a lo largo de una vida tan prolífica como agitada.

—A Camilo José Cela se le deben al menos un puñado de libros que resultaron fundamentales en la literatura española del siglo XX —pienso, por ejemplo, en La familia de Pascual Duarte, La colmena, Viaje a la Alcarria y San Camilo 1936—; sin embargo, no es un autor al que los escritores contemporáneos suelan citar entre sus referentes. ¿A qué cree que se debe?

—Los relevos generacionales llevan a esas cosas, y la literatura no es ninguna excepción. Pero la historia literaria debe contemplarse en términos de siglos, no de décadas, y me parece que todos esos libros serán considerados en el futuro como clásicos absolutos del siglo XX.

—Se dice que los escritores, cuando fallecen, se instalan en un limbo que puede durar años hasta que se determine si se produce su paso o no a la posteridad. En el caso de Cela, en el que el personaje ocultó tantas veces al escritor, ¿pueden ser estas reediciones un buen modo de enfrentarse a su obra sin prejuicios?

"El personaje que fabricó para sí mismo terminó por devorar en el mundo social, y tal vez también en el literario, al escritor"

—El caso de CJC (que es como mi padre se refería a menudo a sí mismo) es un tanto peculiar porque el personaje que fabricó para sí mismo terminó por devorar en el mundo social, y tal vez también en el literario, al escritor. De ahí que sea tan necesaria la reedición de las obras que, al cabo, son la única herencia real que dejan los autores. ¿A quién le preocupa hoy lo que pudieron ser la vida y amoríos de Lope de Vega, por ejemplo?

—El rescate permite, además, establecer relaciones que quizá no estuviesen del todo claras. Se reeditan en un mismo volumen los dos viajes a la Alcarria, cuya conexión es evidente, pero también ven la luz dentro de un mismo tomo Pabellón de reposo y Tobogán de hambrientos

—Tobogán de hambrientos fue un intento, fallido a mi entender, de vuelta a la novela clásica. Y Pabellón de reposo es la novela que sigue al Pascual Duarte. Pero hubo otras después… Imagino que algunas de esas agrupaciones tendrán que ver más con criterios editoriales que literarios.

—Me interesa su labor en tanto que supervisor de los textos. ¿Cómo afronta uno la revisión de los textos de un premio Nobel cuando ese premio Nobel es, además, su padre? ¿De qué modo se combina la visión del experto con la del hijo?

"La medalla de supervisor ni me la he ganado ni puedo colgármela. Me limito a contestar a las dudas que tienen los editores"

—La medalla de supervisor ni me la he ganado ni puedo colgármela. Me limito a contestar a las dudas que tienen los editores y, en cualquier caso, la revisión no enmienda ninguna obra ni cambia ninguna frase. Se limita a corregir erratas. Me parece que la colaboración que me ha pedido Debolsillo tiene más que ver con el hecho de que yo sea hijo de CJC que experto, porque tengo muy poco de entendido ni en lengua ni en literatura. Yo soy antropólogo, no profesor de literatura.

—Usted ha contado que la primera lectura pública de La colmena se celebró apenas una hora después de su nacimiento, y en el arranque de Viaje a la Alcarria su padre se despide de usted antes de emprender el camino. Supongo que, dada la proximidad, habrá más libros de Camilo José Cela con los que usted mantenga una relación, vamos a decir, personal. 

—Claro que sí; por ejemplo, Madrid me lo dedicó mi padre (dado que nací en la calle de Alcalá, como aclara la dedicatoria). Y tuve una relación muy especial con San Camilo porque en aquellos años yo trabajaba en Papeles de Son Armadans cuando mi madre me pidió que leyera el primer capítulo manuscrito y opinase sobre él. Me parece que CJC tuvo en cuenta algunos de mis comentarios. Pero quizá convenga aclarar que, desde entonces, nunca me dejó leer sus cuartillas antes de que se publicasen.

—Cela volvía a menudo sobre sus propios textos. A la hora de abordar una recuperación de su obra, ¿es preferible optar por la fidelidad a la versión que él dio por buena o conviene analizar los pasos previos para recuperar detalles que quizá no debieron quedarse en el camino?

"Tengo clarísimo que la recuperación debe ser fiel por completo a la versión que CJC dio por buena"

—Tengo clarísimo que la recuperación debe ser fiel por completo a la versión que CJC dio por buena. Sólo hay una excepción: La colmena llevará como anexos los textos que se presentaron alguna vez a la censura (quizá añadidos para negociar sobre su supresión y sin ningún éxito, por cierto). Esos textos no aparecieron en la primera edición de Buenos Aires ni en ninguna de las posteriores hasta la que la Real Academia llevó a cabo en el centenario del nacimiento de CJC. Aunque sólo sea por el interés de los especialistas, parece lógico recuperarlos, pero no en el cuerpo de la novela sino como apéndice.

—Hay un cierto simbolismo en el hecho de que sea Debolsillo quien esté recuperando estos libros, dado que se trata de un sello vinculado a Alfaguara, la editorial que fundó el propio Cela…

—Sí, desde luego. El simbolismo es claro y, por mi parte, ha sido determinante para apostar por Debolsillo como la editorial más adecuada para recuperar la obra de CJC.

—Esa faceta, no la de escritor, sino la de promotor literario y cultural, ejemplificada sobre todo en Papeles de Son Armadans, se olvida con frecuencia cuando se aborda la trayectoria de su padre…

—Es verdad. Sorprende que no abunden los ensayos, e incluso las tesis doctorales, sobre lo que supuso Papeles de Son Armadans en una época en la que la cultura española estaba asfixiada. En el primer número de Papeles aparecieron ya textos en catalán y gallego… Por no hablar de los libros hechos al alimón por CJC y artistas de la talla de Picasso, Miró o Zabaleta. Hay olvidos difíciles de explicar.

—Desde hace años se reivindica el legado del anterior premio Nobel español, Vicente Aleixandre, y se demanda protección para su casa y su archivo. ¿En la actualidad está bien protegido el legado de Camilo José Cela?

—Bueno, existen dos fundaciones dedicadas a eso… Pero como yo presido una de ellas no me parece que mi opinión sea pertinente ni tampoco que sirva de mucho.

—Casi podría decirse que en la poética de Camilo José Cela se anudan tres de las corrientes más potentes de la literatura española moderna, la de Galdós, la de Baroja y la de Valle-Inclán. Cuando faltan pocos meses para que se cumplan diecinueve años de su muerte, ¿en qué lugar debería situarse Cela dentro de la literatura española contemporánea?

"Cela debería entenderse como el continuador del camino literario que tuvo en Galdós, Baroja y Valle-Inclán sus referentes inmediatos más excelsos"

—A mi entender, CJC debería entenderse como el continuador del camino literario que tuvo en Galdós, Baroja y Valle-Inclán sus referentes inmediatos más excelsos, y a Quevedo como referencia remota. El camino que fue interrumpido por la Guerra Civil. Creo que no exagero si digo que La familia de Pascual Duarte supuso el punto de arranque de la literatura española contemporánea, teniendo por tal a la que comienza en la postguerra. Su influencia fue enorme, y continúa siéndolo. Pero CJC también reinventó en España los libros de viajes, incorporó la novela coral urbana y emprendió experimentos tan osados y valiosos como el de Oficio de tinieblas. En cierto modo, CJC hizo de padre literario incluso de quienes hoy, a falta de disponer de otras armas literarias de mayor valía, optan por llamar la atención denigrándole.

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