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Giulia Caminito: «A las nuevas generaciones nos falta esperanza»

Giulia Caminito: «A las nuevas generaciones nos falta esperanza»

La escritora italiana Giulia Caminito considera que la «precariedad emocional» y las dificultades de los jóvenes de hoy para encontrar su lugar en el mundo que narra en El agua del lago nunca es dulce han provocado que muchos lectores en todo el mundo se hayan «reconocido» en la historia.

Publicada en castellano por Sexto Piso y en catalán por L’Altra Editorial, Caminito relata en su tercera novela, ganadora del prestigioso premio Campiello y finalista del Strega 2021, con 150.000 lectores solo en Italia, la peripecia de la joven y enrabietada Gaia, nacida en el seno de una familia pobre que vive más allá de la periferia de Roma, y que se enfrenta a diario a un mundo que nada tiene que ofrecerle y que no aceptará nunca.

Lectora incondicional desde pequeña de Mercè Rodoreda, Caminito ha explicado en rueda de prensa que su último título surge después de dos novelas, La Grande A y Un giorno verrà, en las que investigó mucho en su familia, con antepasados que se establecieron en Etiopía y Eritrea, y ahora «tenía necesidad de zambullirme en la era moderna, aunque me diera miedo explicar el presente y caer en la retórica».

Con un estilo áspero y a la vez poético, crea un personaje protagonista femenino, una joven «violenta y agresiva, que se enfrenta a la vida» en un contexto de dificultades económicas, «que no se forma, sino que su comportamiento va empeorando, sobre todo ante sus coetáneos, sus compañeros de instituto, que son ricos, lo que le crea una rabia emotiva, social, sustrayéndose ante el consumismo».

Mientras su madre, Antonia Colombo, luchadora y orgullosa progenitora de cuatro hijos, que lleva más de veinte años a la espera de un piso social, con un marido paralítico tras un accidente laboral, enseña a su prole a luchar y a no bajar la guardia, Gaia ejecuta «actos muy violentos», lo que induce a «que el lector se vaya preguntando sobre cómo debe posicionarse y si esta violencia se puede justificar».

«La violencia de Gaia es para obtener cosas no políticas, sino individuales, personales, con lo que es un libro también sobre el individualismo, sobre la pobreza, sobre la gente que no puede obtener cosas».

En sus giras, tanto por Italia como por diversos países, se ha dado cuenta de que a muchos jóvenes menores de 35 años les «ha marcado el texto, algo increíble y que significa que les suena todo lo que tiene que ver con Gaia«.

Ha dejado claro que la historia nada tiene que ver con ella, aunque «es mi primera novela escrita en primera persona, con un lenguaje que he vigilado mucho para dar la voz de Gaia, que juzga todo el rato, en un presente continuo, a todo el mundo, a todos los que la rodean, aprendiendo que la palabra tiene un peso y que le puede ayudar en muchas situaciones«.

A la vez, no rehuye que buscó «un lenguaje rico, transversal e histórico, con el que explicar situaciones de una gran dureza, que reflejan las dificultades sociales que hay en Italia, aunque no he querido hacer voyerismo».​

Sobre el título, ha indicado que la palabra lago lleva a pensar en la «calma que hay en la superficie, aunque debajo haya corrientes muy violentas, como puede pasar con Gaia, que fuera de su casa es como que lleva un disfraz, aunque también ejecute actos muy violentos, no justificados, ni motivados».

Preguntada sobre si hay esperanza, ha aseverado que ella sí cree en la esperanza, pero «los libros que tienen finales duros, van bien. Además, hablar de la cruda realidad hace reflexionar al lector y creo que también puede dar esperanza, que es lo que les falta a las nuevas generaciones, como la mía», ha indicado Caminito, nacida en Roma en 1988.

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Josey Wales
Josey Wales
1 año hace

Hace unos días se suicidó una niña de 13 años en Italia por haber sido expulsada del grupo de whatsapp de sus compis. Si este ‘caso aislado’ (los ‘casos aislados’ son ya la primera causa de muerte de jóvenes en Occidente) no dice nada a nadie sobre la degradación moral de nuestro tiempo, tenemos un serio problema de visión. Naaada, mejor sigamos con el fútbol y llamándonos guapos frente al espejo.