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Romper diques

Si hay algo en lo que la escritora Ledicia Costas está probadamente versada es en la escritura de literatura infantil y juvenil. En los últimos años ha dado el paso hacia la escritura dirigida a un público adulto. Sin embargo, en la reciente novela Golpes de luz encontramos algunas huellas que la vinculan, de manera irremediable, con la literatura dirigida a los más pequeños.

"Una voz resalta sobre las demás, la de Sebas, un chaval de diez años que acaba de vivir la separación de sus progenitores y que debe habituarse a su vida en el pueblo"

Una de las huellas que rescatamos de esta novela es la composición de la propia trama, narrada por medio de tres voces diferenciadas (Julia, la madre; Luz, la abuela; y Sebas, el nieto). Sobra decir que lo más interesante de su narrativa es el exquisito ejercicio de creación vocal de los personajes.

El tono y el ritmo con el que las diferentes voces se presentan ante el lector convierten la lectura de su texto en un ejercicio muy agradecido. Una voz resalta sobre las demás, la de Sebas, un chaval de diez años que acaba de vivir la separación de sus progenitores y que debe habituarse a su vida en el pueblo, alejado de su padre, conviviendo con su abuela y tratando de adaptarse al nuevo entorno estudiantil. En el colegio hará nuevos amigos, Noa y Guerrero, con quienes descubrirá, con esa curiosidad infantil llena de magia e inocencia (sin duda el gran hallazgo literario del texto de Costas), qué se esconde tras el martillo (de Thor) que su obstinada abuela lleva siempre consigo.

"Julia aprovecha su estancia en la casa en la que apagó su niñez para explorar el pasado familiar"

Si el misterio que desvelan los tres niños les sabe a poco, apunten: Julia aprovecha su estancia en la casa en la que apagó su niñez para explorar el pasado familiar, para aprehender todos los detalles que rodean el enigma en torno a la desaparición de su padre, para escribir un reportaje sobre el narco gallego que la sumergirá en las décadas más duras de la drogodependencia y la unirá indeleblemente al secreto que su madre, Luz, esconde desde hace años.

Es la estancia de Julia y Sebas en el hogar maternal la que despertará recuerdos dormidos y conseguirá que la propia Luz rompa los diques que en su día le impidieron un ejercicio de honestidad familiar. En un momento de este delicioso fresco familiar, un personaje afirma: “Las madres no lloramos, las madres construimos diques”. Sirva esta novela de Costas para aprender los modos más sencillos para derribarlos.

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Autora: Ledicia Costas. TítuloGolpes de luzEditorial: Destino. VentaTodostuslibros y Amazon.

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