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Tragicomedia de la amistad

Tragicomedia de la amistad

La firme trayectoria de Daniel Ruiz le ha situado como uno de los autores españoles más representativos y valiosos de lo que la crítica universitaria ha etiquetado ya como “novela de la crisis”, esa narrativa que ha reflejado los tejemanejes de las grandes corporaciones financieras y sus devastadoras consecuencias sociales. A partir de la breve Chatarra ha ido dando un testimonio directo de distintos aspectos de la sociedad contemporánea de nuestro país: los abusos del mundo empresarial, la maldición del trabajo, la vida en el barrio periférico de la gran ciudad, las amenazas a la ecología, las corruptelas políticas (o de los políticos, mejor) o la corrupción social generalizada. No hace falta decir a la vista de este somero índice temático que el autor milita en las filas de la literatura de denuncia. Estos asuntos se han ido encadenando o superponiendo en Maleza, La gran ola, Todo está bien o El calentamiento global.

La nueva novela de Daniel Ruiz, Amigos para siempre, permanece fiel al testimonio crítico de actualidad, idea motor de su escritura, e incluso a alguna preocupación temática concreta —el fondo oscuro empresarial y el arrastre de los valores materiales—, pero también indica un cambio, que me atrevo a calificar ya mismo como un salto adelante, hacia una plenitud de la materia imaginativa, condicionada por los referentes externos, pero no subordinada a ellos. Dicho de otra manera: un privilegiar el conflicto humano en sí mismo y sus consecuencias.

"Amigos para siempre es un drama. No en el sentido coloquial del término sino en el más estricto de una elaboración artística que plantea un conflicto y lo desarrolla hasta sus últimas consecuencias"

Al propósito de lograr esta meta, Amigos para siempre presenta un núcleo argumental en extremo concentrado que refiere una revulsiva noche, la que celebra el cincuenta aniversario de Pedro, el personaje más destacado. La llegada a la media edad de este acomodado ejecutivo convoca en su lujosa mansión a sus cuatro colegas de antaño, de tiempos estudiantiles, una supuesta fratría que a sí misma se autodefine, al hilo de un popular soniquete musical, con la etiqueta que da título al libro. Todo se centra en el desarrollo de la cena, sin derivas laterales. Pronto se insinúa, y enseguida tenemos certeza de ello, que será una jornada luctuosa. Arranca la anécdota con un incidente automovilístico camino de la casa, se explaya con una señoritil excursión prostibularia, sigue con los ritos de los regalos al cumpleañero y con el refinado convite y concluye, al alba del día siguiente, con un desastre colectivo que implica también el desnudamiento moral de los personajes —los dichos y algún otro más: una pareja de vecinos de la urbanización y unos proxenetas bravucones— y una catarsis.

Amigos para siempre es un drama. No en el sentido coloquial del término sino en el más estricto de una elaboración artística que plantea un conflicto y lo desarrolla hasta sus últimas consecuencias en un tiempo y espacio reducidos. Tan es así que el desarrollo narrativo bien podría haberse ahormado en una pieza teatral del subgénero de la tragicomedia. Los malos instintos y pasiones larvadas explotan a lo largo de la ceñida duración del encuentro. Tiene por ello la novela la condición de relato psicologista en el que el autor despliega excelentes dotes de explorador de conciencias. Muy finas observaciones del alma permiten ver paso a paso, y con frecuencia también en bucle, el amasijo de rencores, auténticas maldades y ajustes de cuentas que borbotean bajo la presunta afinidad amistosa.

El drama, en el sentido dicho, aprovecha el tiempo presente para descubrir las raíces de la situación actual. Así la novela se constituye como una honda reflexión acerca de la naturaleza humana. Profunda y desoladora. La estrategia narrativa del texto evita el peligro de una historia como esta de caer en lo especulativo y en el retrato abstracto de unas mentes retorcidas, heridas, vengativas, enfermas. Acierta Daniel Ruiz al hilvanar capítulos bastante breves que permiten un suficiente progreso de la acción y un ritmo narrativo vivaz y que mantiene alerta la atención del lector. En esas secuencias se van escanciando los datos sueltos —hechos relevantes ciertos, disimulos, resentimientos, inquinas, frustraciones…— que estallan al final. El estilo directo y funcional se corresponde bien con la voluntad mostrativa de oscuros interiores anímicos de la novela. La construcción sencilla ayuda en el mismo sentido, pero algún discreto recurso técnico proporciona diversidad al relato; así ocurre con algunos esporádicos momentos de simultaneismo en los que varias voces y acciones se solapan.

"La buena observación de psicologías posibles al modo de la novela clásica se traduce en una dura tragicomedia de la amistad"

Estos recursos aportan un eficaz modo de desarrollar un relato intimista, centrado en las personas y sus características y determinantes mentales, en sus pulsiones, con particular importancia de los impulsos sexuales, que se muestran en dosis generosas. La buena observación de psicologías posibles al modo de la novela clásica se traduce en una dura tragicomedia de la amistad. En ella alcanza el autor muy alta cota de veracidad al integrar en la anécdota la vivencia del fracaso y del desastre, individual y de grupo, así como colectivo por la dimensión generacional de la historia. Desde este punto de vista, el testimonio se suma con naturalidad a la indagación psicológica y se suelda en un retrato moral que incide en aspectos notables de una época: el peso del dinero, la ambición del lujo, la seducción de las drogas o la evaluación de la homosexualidad. Y por encima de todo ello, el matrimonio, rasgo social y de clase, del que se pinta un fresco implacable, demoledor,

La literatura de Daniel Ruiz lleva una marcha impecable en la conquista de un dominio formal que conduzca a la mejor expresión de sus intereses y preocupaciones. Amigos para siempre supera a todos sus títulos anteriores. Novela densa y a la vez emocionante, trasmite una problemática sustancial con gran fuerza comunicativa.

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Autor: Daniel Ruiz. Título: Amigos para siempre. Editorial: Tusquets. Venta: Todos tus librosAmazonFnac y Casa del Libro.

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