Divitos y literatos
Lepisma y el correo sospechoso
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Esta misiva es para que la compartas, convirtiéndote así en miembro de una comunidad que podría traerte la felicidad o la desgracia, depende de...
Lepisma y la Revolución individual
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—¡LA REVOLUCIÓN COMIENZA POR UNO MISMO! —gritó un exaltado Maximiliano, justo antes de decapitarse con una guillotina que había construido a escondidas en su...
Lepisma y la música instrumental
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Si será esto así que, cuando empecé a salir con Maribel —dieciséis años teníamos por entonces— y ella quiso dejar las cosas claras desde...
Lepisma y el bibliodesarrollo
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Y es curioso, porque ayer soñé con un anaquel que sostenía un libro que recopilaba y ampliaba las viñetas e historias sobre Lepisma Saccharina...
Lepisma y las gafas
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—¿Y qué es lo que ocurrió después de que se te rompieran las gafas, Henry? —me atreví a preguntarle un día; tenía curiosidad en...
Lepisma y la escritura compulsiva
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Sé de buena tinta, sin embargo, que lo suyo no es ningún tipo de inventada elefantiasis, sino que se trata de lepismosis simbiótica, mal...
Lepisma y la resurrección de Virginia Eliza Clemm
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Esa cualidad era igualmente conocida por Edgar Allan Poe, quien, como yo, convivió con un insecto bibliófago y parlanchín: éste se llamaba Valdemar Lepinsky...
Lepisma C
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—Lepisma, súbete a mi bolsillo, que vamos a la calle. —¿A la calle? —frunció el ceño, mirándome como si fuera imbécil—. Estoy en pleno...
Lepisma y la macedonia literaria
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—Cariño, está sonando nuestra canción. Ella sonrió, porque pese a que la cobertura radiofónica no fuera una de las ventajas de vivir en lo...
Lepisma y el cronochicle
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Sonreí, ya que este tema me trae de cabeza, y ya lo traté en «Lepisma y la relatividad del tiempo». Me fascina y me...
Lepisma y Babel
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—Vad vill du, skitstövel? —me dijo con ese duende y gracejo que sólo tienen los naturales de Estocolmo. —Un agua, por favor —y aunque...
Lepisma y la reconfortante sensación de ser un pececillo de plata
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No comparten tampoco con los humanos sentimientos como el de la ambición desmedida: sí, ese deseo de quien siempre quiere más y más, y...
Lepisma y los reseñadores
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Tenía prisa por entrar en Twitter, pero antes debía recoger la ropa tendida, ya que amenazaba lluvia. El vecino de enfrente, que acababa de...
Lepisma, rústica y cartoné
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—Cuéntame más cosas de vuestras costumbres, Lepisma —no era sólo curiosidad; me dolía la barriga, y necesitaba tener la mente entretenida para no concentrarme...
Lepisma y el Punto Borde
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—Hola —le dije, sin obtener más respuesta que el ulular del viento que pasaba por entre los coloridos y afilados vidrios rotos que culminaban...
Lepisma y el cineclub de sofá
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En mi caso pronto conocí gente despreciable que adoraba el cine que yo amaba y personas que no tenían mis mismos gustos pero que...
Lepisma y la Milana bonita
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El hecho es que, cuando me enteré de que la versión teatral de la obra de Delibes y firmada por Fernando Marías y Javier...
Lepisma nunca lo haría
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Miserable. Escribo estas líneas como parte de la terapia prescrita por el doctor Tovar, y pienso qué es lo que ocurriría si, por casualidad,...
Lepisma y los clásicos del futuro
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El hecho es que en esos años no todo eran hombreras, baterías hexagonales y luces de neón, sino que éramos conscientes de que, si...