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Mis libros favoritos de 2023

Mis libros favoritos de 2023

No fue 2023 un año de abultada lista de lecturas. Eso sí, lo que leí me llenó de una manera absorbente. Libros que te empapaban, libros que sentías, con los que sufrías, con los que disfrutabas. No había indiferencia. Estos son mis libros favoritos —ni pertenecen de modo obligatorio al club de los mejores del año, ni son todos los que he leído—.

Hay novedades, clásicos y relecturas. Son los que puedo defender, los que permanecerán en la guarida de mi memoria. He incumplido mi norma de solo publicar diez por cada categoría: en no ficción son doce. He sido incapaz de quitar dos.

Como es habitual en esta lista anual que publico en Zenda desde 2021 y en mi blog desde 2016, incluyo alguna frase que me llama la atención de cada obra. No me fijo para su selección en el argumento, sino en el estilo, en su poder evocador; en palabras que me hagan pensar y de las que pueda aprender.

***

NO FICCIÓN

1. Quijote en el Congo, de Xavier Aldekoa

“Cuando Claude apareció por la puerta, nos dimos un abrazo y disparó a bocajarro.

—Ya sé qué ha pasado, señor espía.

¿Cómo? ¿Espía yo?

Claude me pidió que leyera el titular de una noticia en su móvil y mirara la fecha. Me quedé estupefacto” (página 192).

El río soñado de Xavier Aldekoa

2. El Mundo entonces. Una historia del presente, de Martín Caparrós

“Corrían tiempos de inventos y transformaciones: las novedades técnicas eran decisivas. Y, sin embargo, el gran código común de la época todavía era la palabra escrita” (página 340).

‘El mundo entonces’: un viaje al presente de Martín Caparrós

3. 14 de abril, de Paco Cerdá 

“Hoy el peligro que azora a su nieto se llama Segunda República. Por eso huye. Y por la muerte. Lo dijo el jesuita: La muerte es ciega. Vendrá despacio o deprisa, de repente o con larga enfermedad, pero vendrá. Y hoy puede venir” (página 209).

4. Fragmentos, de Leopold Federmair

“Puede que venga aquí solo para pensar. Como a tantos otros lugares, solo para poder pensar en algo diferente. Y para darme cuenta, por ejemplo, de que como escritor no hay que clasificarse, buscarse un sitio. Ni clasificar. Sin lugar, en ninguna parte. Soledad inquebrantable, y así está bien. Se está, no, se flota por encima de los siglos. Uno se posa aquí y allá, se deja caer, como un paracaidista a cámara lenta” (página 215).

5. Nido de piratas, de Jesús Fernández Úbeda

“Le pido a Manu Marlasca que me describa el interior de Huertas, 73. Empieza hablándome de los ascensores de Pueblo, unos aparatos tan icónicos, si bien menos sangrientos, como los de El resplandor de Kubrick” (página 47).

Nido de piratas, no todo va a ser follar

6. En el fondo la forma, de Leila Guerriero y Ander Izaguirre

“Yo trabajo mucho los textos antes de entregarlos. Tengo a veces más de veinte versiones de mis textos. Los pulo, los miro mucho, los dejo reposar… Siempre entrego antes de lo que me piden y me dejo un colchón de tiempo para revisarlo” (página 80).

7. Geografía y paisajes de Tintín, de Eduardo Martínez de Pisón

“Lo que podríamos llamar ‘estilo Tintín’ es propio e inconfundible y, dada su calidad, probablemente inimitable” (página 35).

8. Oficio pasajero, de José Antonio Montano

“(11-I-1992). De noche dejo el cuaderno al borde de la cama, por si alguna idea me viene con una formulación precisa. A veces, en el insomnio —y en el sueño mismo— se pescan frases con futuro” (página 63).

Los placeres y Montano

9. Diez horas con Antonio Muñoz Molina, de Jesús Ruiz Mantilla

“Incluso la creación tampoco es tan solitaria. Hemos vivido una época que, por fortuna, está empezando a declinar, de individualismo radical. En la literatura y en las artes eso se ha traducido en la figura del genio solitario, el genio que crea en soledad contra el mundo. Eso no es verdad. Necesitas de personas que te lean, necesitas personas providenciales que cuando no te conoce nadie de digan: ‘Esto que has hecho está muy bien, tienes que hacer más’. O que te digan: ‘Esto no está tan bien’ (página 75).

10. Diarios, de Iñaki Uriarte

“Con qué poco reconocimiento me conformo. Esto es una suerte inmensa. Sin embargo, qué mal soporto las críticas. Por eso, no la búsqueda de alabanzas, sino la huida de las censuras, ha sido uno de los impulsores básicos de mi vida” (página 144).

11. The Paris Review. Entrevistas, volumen I (1953-1983), de Varios autores

“El nuestro es un oficio terrible, amigo. El público nunca está satisfecho con lo que hacemos, sólo quieren una copia de lo que ya hemos hecho. ¿Por qué escribimos? Y, sobre todo, ¿para qué publicamos?” (página 447). [Entrevista de William Fifield a Jean Cocteau en 1964].

12. Castellio contra Calvino, de Stefan Zweig

“La libertad espiritual no puede sentirse satisfecha a la sombra de una dictadura” (página 103).

FICCIÓN

1. Corazón, de Edmundo D’ Amicis

“En la escalera me crucé con el maestro de las grandes barbas negras, el señor Coato, ese que asusta a todos y no castiga a ninguno. Cuando le saludé, me miró con ojos terribles y emitió una especie de rugido de león, por broma, pero sin reírse” (página 74).

2. Demonios, de Ben Clark

Passar el missatge

Pablo Aranda, in memoriam

“En mi isla, los difuntos inventaron
una forma sencilla
para anunciar su muerte entre los vivos.
El missatge. Noticia de un deceso
que había que pasar de vecino a vecino
sin entrar en las casas,
hasta llegar al mar.
Y, para no quedarse con la muerte,
el último debía contárselo a una piedra” (página 34).

Ben Clark siempre puede

3. Los viajeros del continente, Eva Díaz Pérez

“Ahora el viejo que me sueña camina hacia su propio blackout. Pronto se adentrará en las tinieblas de su biografía. Por eso vuelvo a recordar aquellas largas noches de bombardeos, el Blitz de los nazis. Pasó la guerra y yo seguía soñando con esa oscuridad” (página 83).

4. Una mujer furiosa, de Antonio Fontana

“Mamá, pegada a la ventana, vigilando. Una araña en el centro de su tela de visillos. Una espía a punto de extraer de entre los pliegues de la ropa un catalejo o unos prismáticos con los que enfocar otro verano que prometía ser infinito y agotador y aburrido. Una condena (página 171).

5. Mirafiori, de Manuel Jabois

“Siempre creí que nuestros últimos años habían sido una prórroga obligada por el secreto que compartíamos” (página 97).

La soledad era yo

6. La loca de la casa, de Rosa Montero

“¿Por qué se pierde un escritor? ¿Qué sucede para que un novelista maravilloso se hunda para siempre en el silencio como quien se hunde en un pantano? O algún aún peor, más inquietante: ¿a qué se debe el hecho de que un buen narrador comience de repente a redactar obras espantosas?” (página 77).

7. Selección automática, de Yukiko Motoya

“Hoy en día, hasta la agricultura está completamente controlada de forma artificial. Al venir hoy, pensé que nos daría alguna explicación en ese sentido. Por favor, ¿podría demostrarme, de algún modo, que los niños salen de este colegio consiguiendo ser más felices?” (página 67).

8. Isla con madre, de Andrés Neuman

“¿Qué son estas palabras
dictándome las cosas
que no te he dicho?

Las cartas verdaderas
se escriben para quienes
no podrán recibirlas” (página 31).

Un mar de presencias

9. Yo que fui un perro, de Antonio Soler

“Aquí, en medio de la madrugada, no hay más que oscuridad. Y esa oscuridad es un espejo de lo que hay dentro de mí. Mi respiración también es negra, como el cielo o las hojas de las aspidistras que veo al otro lado del cristal. Parecen pájaros disecados. Como el edificio en el que vive Yolanda” (página 161).

El fuego de Carlos

10. Plegaria para pirómanos, de Eloy Tizón

“¡Mi primer libro! Vamos, vamos. Mi sueño era que alguien me amase de la misma manera incondicional con que yo amaba a Xavier Serio. ¿Era mucho pedir? Yo no deseaba lectores: deseaba rehenes. ¿Tal vez suena exagerado? Qué ingenuo era” (página 21).

[Mis libros favoritos de 2022]

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