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Una historia de Europa (CXVII)

Ya todo esto, en esa Europa cada vez más hosca y emputecida, que iba de nuevo camino de un desastre y una nueva matanza, también España andaba revuelta en lo suyo. Como ya conté con detalle nuestras peripecias de esta época en las 91 entregas de Una historia de España, recogidas después en un libro (que gracias a ustedes sigue reeditándose desde entonces, y que no decaiga) no me extenderé mucho sobre el asunto. La crisis del viejo régimen, la corrupción, la pérdida de las colonias, las guerras en Marruecos, la temprana muerte de Alfonso XII y las torpezas, indecisiones y borboneos de Alfonso XIII habían convertido en imposible la continuidad de la monarquía. Soplaban vientos nuevos en Europa, y muchos de esos vientos eran de cólera. La desesperación en España era creciente, la miseria y la injusticia exigían soluciones, y el bálsamo de Fierabrás unos lo veían en unos lugares y otros lo veían en otros. El rey se había ido a tomar por saco, estaba proclamada la República (desde 1931) y las cosas cambiaban con rapidez. Los aspectos siniestros de la Unión Soviética todavía eran poco conocidos en Europa, y mucha gente de buena fe creía (o deseaba creer, ciega ante los indicios denunciados por intelectuales lúcidos como el francés André Gide) que por ese camino venía la solución. Otros pensaban que era la firmeza totalitaria de derechas (Mussolini y Hitler) la que alumbraría el camino hacia un futuro mejor. Y así, entre pitos y flautas, todos se empeñaban en aplicar e imponer sus recetas, primero en plan suave y luego, cogiendo carrerilla, más a lo bestia. Los derechistas españoles participaron en un intento (Montreux, 1934) por crear una Internacional Fascista que diese la réplica a la otra, a la socialcomunista; pero no se pusieron de acuerdo, y aparte el sólido eje Alemania-Italia, cada perro se las apañó, de momento, lamiéndose su propio órgano. Las izquierdas hispanas, por su parte, con la palabra democracia por bandera (aunque muchos no creyesen un carajo en ella) estaban mejor coordinadas con sus compadres europeos, algunos tenían lazos estrechos con la Rusia de Stalin, y no es casualidad que casi al mismo tiempo llegasen en 1936 al poder, en forma de Frente Popular, tanto en España (febrero) como en Francia (mayo). Para esa fecha, los españoles estaban divididos (para ser exactos, los habían enfrentado) entre una coalición de derechas y otra de izquierdas; o sea, entre los defensores de la República (socialistas, comunistas, anarquistas y separatistas, incluidos notables intelectuales del momento) y los que pronosticaban la disolución de la unidad de España, la pérdida de los valores tradicionales católicos, el caos territorial y todo eso. El Frente Popular había ganado las elecciones muy por los pelos (sólo 150.000 votos de diferencia), pero en lo que se refiere a escaños en el parlamento tenía 278 frente a 124. Se entró allí en una peligrosa espiral de violencia verbal y física, de amenazas y ajustes de cuentas, con cada cual barriendo para lo suyo y España, o las diferentes Españas, cada vez más enfrentadas entre sí, azuzadas por una clase política infame y una prensa partidista e irresponsable. Tanto la derecha como la izquierda estaban decididas a cargarse la República o a transformarla según su gusto e intereses, y ni siquiera se daba la unidad interna de unos o de otros. A pesar de los avances notables que se consiguieron (estatuto de autonomía de Cataluña, ley del divorcio y matrimonio civil, reforma agraria, ley de garantías constitucionales), la mala fe de unos y otros hizo que poco a poco se fuera sumiendo todo en el caos: intentos golpistas y sublevaciones de derecha (Sanjurjo) y de izquierda (Asturias, Jaca), la deslealtad catalana de Lluís Companys (fusilado después por Franco, aunque lo habrían fusilado igual los comunistas, de haber ganado la guerra), campesinos exigiendo reformas inmediatas mientras ocupaban latifundios, huelgas obreras, incendio de iglesias y conventos, anarcosindicalistas poniendo bombas, asaltando cuarteles y tomando ayuntamientos, ausencia de verdadera autoridad que frenase los desmanes… Aquello era la descojonación de Espronceda. Todo eso contribuyó a polarizar a los españoles y crear un ambiente de conflicto inevitable, con los políticos de uno y otro pelaje hablando descaradamente de la necesidad de un choque violento que pusiera las cosas en orden, o al menos lo que cada cual entendía por eso. Y así, en busca de respaldo, las izquierdas se fueron arrimando a la Unión Soviética mientras las derechas jaleaban al sector más conservador del Ejército como solución por las bravas. De tal modo, con todo cristo afilando las navajas, el cielo se llenó de nubarrones siniestros. La tormenta que se veía venir sobre España, preludio de la de Europa, iba a ser de aquí te espero.

[Continuará].

____________

Publicado el 24 de octubre de 2025 en XL Semanal.

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ricarrob
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18 ddís hace

Comentar todo esto hoy, don Arturo, tiene su enjundia. En un momento en el que con la “memoria” la posmodernidad cainita, el revanchismo, los “relatos”, la posverdad, el buenismo, los separatismos… ¿De nuevo en la casilla de salida? El mismo juego una y otra vez desde el XIX.

La casualidad hace que en este momento esté leyendo “Próspero viento” de Trapiello. Y que tampoco me apetece alimentar los fuegos con mi opinión, que coincide bastante con la suya, don Arturo y con la de los más prestigiosos historiadores. Y ¡para qué repetir! Ya lo ha dicho usted todo, magistralmente y con pocas palabras.

Tal como dice Trapiello, o yo lo interpreto (casi somos de la misma edad y casi hemos vivido los mismos hechos), en aquellos años de niñez y juventud, nadie quería hablar de “lo que pasó”. Y muchos de las generaciones anteriores a la nuestra habían sido protagonistas directos. Muchos se limitaron a combatir, a la fuerza, donde les tocó en suerte. Nadie quería hablar y contar lo sucedido, desde su perspectiva personal. El silencio era la regla.

Los de mi generación, creo que en general, nos hemos aproximado a “aquellos años” por la historia y por las lecturas. También por la literatura con Hemingway, el gran don Camilo, Chaves Nogales, etc. y mucho más tarde con Javier Cercas e incluso con el propio don Arturo.

Por mucho que digan, todos los habitantes hoy de la piel de toro, tenemos ascendientes de los dos bandos enfrentados (aunque haya quien solo tenga un abuelo, verdadera maravilla de la genética y de la reproducción humana). Pero para el común de los mortales, con dos padres y cuatro abuelos, la cosa está verdaderamente complicada. Si sumamos los ascendientes de tu pareja y sus experiencias vitales, la cuestión se complica todavía más.

La historia está ahí, al alcance de todos (también lo están los artículos como este de don Arturo). Y podemos leer a escritores de todas las tendencias incluso hispanistas extranjeros. Digo esto porque los políticos son los peores historiadores del mundo. No tienen ni puta idea, sobre todo si su mente está ocupada por ideologías dogmáticas y por intereses espúreos.

El fulano cascó hace 50 años, nada menos. Bien muerto está. Otro fulano, está obsesionado por resucitarlo. ¿No se preguntan ustedes que va a hacer, el fulano digo (creo que ya saben a quien me refiero), cuando ya no le queden muertos que resucitar, símbolos que eliminar, nombres de calles que cambiar, horribles monumentos que reconvertir, fiambres que mover de sitio… ?

Además hay que tener en cuenta que, como sugiere don Arturo, lo de aquí y en aquellos años, fue un experimento, un ensayo. Fuimos manejados por todas las potencias siguiendo unos intereses particularistas. Incluso fuimos un ensayo de armamentos nuevos. Fuimos manipulados y, por eso, aquello fue la derrota de todos, de TODOS.

Historia contra memoria. Manipulación contra exactitud y verdad.

Saludos a todos.

basurillas
basurillas
18 ddís hace

Es asombroso, visto el comentario de esta semana en lo relativo a antecentes de la situación del país en el periodo analizado, el cúmulo de similitudes con la situación actual, salvo en lo relativo a la violencia y el desapego callejero. Dos posiciones antagónicas e irreconciliables, que impiden y desalientan cualquier conato de diálogo y acuerdos para mejorar la situación de la ciudadanía pensando en el bien común, en lugar de la crispación y el recurso peremne al “y tú más” de la cainita política partidista. De verdad, da asco repasar la historia y ver que caemos una y otra vez en los mismos errores, a nivel nacional e internacional. Una peremne sensación de “dejá vu” que ensombrece el ánimo. Necesitamos toneladas y toneladas de esperanza y confianza.

ricarrob
ricarrob
17 ddís hace
Responder a  basurillas

Buenos días sr. B., estimado amigo. Suelo comprar números sueltos, los que más me interesan de una muy buena revista de temas históricos: “Desperta Ferro” que, además, edita libros y monográficos especiales. Les pedí hace días un número atrasado que me interesaba y me ha llegado esta mañana. Además me han incluido gratis un ejemplar de una edición especial conmemorando sus 15 años de prolífica existencia. Suelen escribir en ella expertos en diferentes temas históricos. Es muy buena.

Bueno, pues en este número especial de los 15 años escribe un artículo un funcionario retirado del Departamento de Estado de los EEUU, Peter Cozzens. Es autor de varios libros y ha sido premiado por algunos. El artículo se titula “Un peligro para la democracia. El declive de la alfabetización histórica. No tiene desperdicio. Frases como las dos siguientes:

“Por alfabetización histórica me refiero al desarrollo de habilidades de pensamiento crítico y conocimientos históricos básicos que permitan a las personas distinguir las narrativas creíbles de las falsas”.

“Los políticos distorsionan con frecuencia los hechos históricos, ya sea por ignorancia o por manipular a la opinión pública”.

El resto del artículo se dedica a criticar la situación actual en EEUU en este momento y refiriéndose a este tema.

Otro articulista, en el mismo número, Peter H. Wilson de la Universidad de Oxford, en un artículo titulado “La utilidad de la historia”, dice:

“La historia agudiza la conciencia crítica y proporciona un antídoto contra la desinformación y la manipulación”.

Creo que todo esto va al caso con lo que está sucediendo en este momento en España. Se ha desplazado la historia por la memoria y se ha desplazado la verdad por la posverdad. El pasado es un chicle o un trozo informe de plastilina al que los políticos le pueden dar la forma que deseen, sin ningún complejo.

Desinformar y manipular y, luego, vienen las danas y los mazones y el pueblo siempre pagando los platos rotos y el restaurante con la compañía de la correspondiente “señorita”. Comidas de trabajo, tienen la jeta de decir.

Un abrazo.

Javier
Javier
17 ddís hace

Es muy curiosa la voluntad que hemos tenido siempre los españoles de dejar para mañana, lo que podemos hacer hoy, de dejar que el tiempo haga y deshaga a su antojo, de dejar que sean otros los que tomen las decisiones trascendentes, o que se tomen ellas solas por simple orden lógico de los acontecimientos.
“Si juegas a la gallinita ciega al borde de un acantilado, tienes un tanto por ciento de posibilidades alto, de acabar destripado en el abismo”
No somos un país tendente a la reforma, a la prevención, al cálculo de probabilidades. En cambio somos un país tendente a la improvisación, y vendemos esta como un valor, y no como lo que es; un defecto.
La II República vino porque nadie en la derecha, a pesar de saber fehacientemente que el rey andaba desnudo, se atrevió a hacer nada para remediarlo. La Constitución de 1876, no era una mala constitución, si tenemos en cuenta el contexto de país en el que se desarrolla, y las circunstancias. Hoy sería una broma, pero entonces no, y pasó que los que mangonearon siempre, siguieron mangoneando entonces, con la aquiescencia del rey y su círculo. La República era inevitable. Nadie se quiso quitar la venda de los ojos, y decidimos que otros decidieran por nosotros. Y mientras tirios y troyanos se peleaban, las decisiones se tomaban en Londres, en París, en Moscú, en Berlín…
Y la II República no vino a solucionar nada, porque era el mismo juego, una constitución fantástica, moderna, vanguardista, para un pueblo que sólo quiere dignidad, pan y paz.
Es como ese AVE que quieren hacer, para que atraviese mi tierra extremeña, cuando lo que tenemos ahora es un tren del siglo XIX, que revienta cada poco, que se para en mitad de la nada, que no llega a ninguna parte. Están empeñados en meter el Ave, cuando el pueblo sólo quere un tren que no se pare, que llegue a tiempo, y que no sea muy caro.
El ejemplo del AVE, sirve un poco para ilustrar un poco esto. Somos un pueblo que improvisa, que juega a la gallinita ciega al borde del acantilado, que predica y no da trigo; somos un pueblo de cigarras, un pueblo de “ande yo caliente y ríase la gente”, un pueblo de “poderoso caballero es don dinero”; lo siento Miguel Hernández: “somos un pueblo de bueyes, sin ningún orgullo en el asta”…
Saludos.

ricarrob
ricarrob
17 ddís hace
Responder a  Javier

Don Javier, en general lleva usted razón aunque quizás su visión pesimista es excesiva.

Yo soy de los que creen que, aunque existe una idiosincrasia del ser español, y que la geografía, la tortuosidad de nuestros sistemas montañosos, nuestra insularidad, etc., conforman nuestro carácter de siglos, no nos diferenciamos tanto del resto. De hecho, recordará usted que nuestros emigrantes se han distinguido siempre por ser trabajadores y cumplidores.

Pero este país tuvo la desgracia de caer en manos de los Habsburgo que dejaron esta tierra como un erial. Mientras los Países Bajos construían un imperio comercial se dedicaban a las manufacturas, igual que los ingleses, aquí, por dejación y desinterés de esa maldita dinastía, nos dedicamos a vender materias primas (la lana, por ejemplo) a holandeses e ingleses. Luego ellos nos vendían los tejidos de nuestra propia lana, quedándose con el valor añadido. Dese cuenta que los diferentes estados italianos se dedicaron como locos a las manufacturas, al comercio y a la banca (igual que los banqueros alemanes, nos freían a intereses resultantes de las deudas reales para pagar las inútiles guerras europeas en las que nos enfangaron, guerras en las que, a los españoles, no nos iba ni un ardite). Es la época en la que la ciudadanía, para sobrevivir aviva el ingenio y crea la picaresca.

Para colmo, su absurda religiosidad fanática, nos dejó fuera de la Reforma y, para rematarla que no era suficiente, nos enfangan en la Contrarreforma. Mientras en Europa la gente de prestigio eran los comerciantes y los banqueros, aquí admirábamos a los santos y a las santas que poca o ninguna economía generaban. Nos convirtieron en un país de sotana y confesionario.

Así hemos estado durante siglos ya que la Ilustración y los pocos ilustrados españoles no influyeron en gran manera, sobre todo en generar una revolución burguesa. Pero, claro, si no existía la burguesía eso era imposible. Al siglo XIX llegamos hechos unos zorros y encima reinando un felón y una gordonfla analfabeta y rijosa. Así nos fue.

Yo soy de los que creen que este país (salvo alguna excepción muy puntual) ha tenido mala suerte con sus gobernantes. Y… así seguimos.

Por cierto, respecto a su mención del AVE ya sabe usted la regla de oro, a más precio, más comisión.

Saludos.

John P. Herra
John P. Herra
17 ddís hace
Responder a  ricarrob

¿Los santos no generan riqueza? ¿País de sotana y confesionario? Mire, España es la segunda nación del mundo que más dinero y voluntarios aportan a las misiones y obras de cooperación en países del tercer mundo; cuando los griegos vienen a España, se sorprenden de que aquí no tenemos gente sin hogar por todas partes y que tratamos a los mendigos como a personas; se admiran de que el dinero no es nuestra religión, de nuestra empatía y sociabilidad, de que vivimos muy felices sin necesidad de poseer riqueza, que nuestro modo de vida es mucho más sano y equilibrado, de la importancia que damos a la familia y las amistades… Los primeros hospicio para dementes se crearon en España, las primeras órdenes religiosas que se dedicaron a enseñar gratis a los niños pobres son españolas; los primeros hospitales para albergar a mendigos, darles techo y un plato de comida se construyeron aquí… Todo eso es parte de nuestra cultura latina y católica. Algo tendremos de bueno.

Yo entiendo muy bien la autoflagelación de la cultura española, nos gusta creer que somos una mierda, pero no es del todo cierto. Tenemos un sentido moral muy marcado, sentido común y mucha menos hipocresía que otras sociedades. Eso es la riqueza que crean los santos. No toda la riquezs se mide en dólares.

Javier
Javier
16 ddís hace
Responder a  John P. Herra

Bueno, bueno, don John, esos griegos que usted comenta no habrán venido por Madrid, donde te encontrabas gente sin hogar hasta en el aeropuerto, nada más bajar del avión.
Y eso de que aquí el culto al dinero no existe, póngase en solfa. Aquí se ha sustituido el culto a Dios nuestro señor, por el culto al dinero hace años. Al menos en la parte de España donde yo vivo, que es Madrid, donde reina el liberalismo en economía más rampante y peor entendido.

John P. Herra
John P. Herra
16 ddís hace
Responder a  Javier

Por supuesto que existe el culto al dinero, antes y ahora, y también, y a veces especialmente, entre los que vamos de cristianos por la vida. Pobres los hemos tenido siempre, y antes muchos más que ahora, y en condiciones peores. Por no hablar de la arrogancia e insensibilidad de los poderosos, incluida una parte del clero, cuando lo era; de la ignorancia brutal, de las creencias convertidas en superstición, de la bajeza de utilizar a Dios para satisfacer los peores instintos de las personas fallidas que siempre hay y habrá en cualquier sociedad…

No pretendía hablar en términos absolutos, ni tampoco quiero decir que seamos los mejores. Tampoco somos lo peor. Ni siquiera creo que las sociedades puedan medirse de forma fiable, ni sacar demasiadas conclusiones de los datos aislados, excepto la de que siempre habrá un dato que contradiga cualquier visión pretendidamente definitiva. Habló de modelos sociales. No es lo mismo tener como modelo a un Santo que a Cristiano Ronaldo, por ejemplo. No es lo mismo tener como objetivo ser feliz en este mundo y luego en el otro, que buscar la felicidad en el poder o el poseer. No es lo mismo tener como objetivo formar una familia que convertirse en un exitoso instagramer Me parece amí.

Javier
Javier
17 ddís hace
Responder a  ricarrob

¿Se da usted cuenta? Me dice usted; “…ha tenido mala suerte con sus gobernantes”, o, “…este país tuvo la mala suerte de caer bajo los Habsburgo”…
Yo acuso en mi comentario a los españoles, es decir, a nosotros mismos, “de dejar para mañana lo que puedes hacer hoy, de dejar que el tiempo haga y deshaga a su antojo, de dejar que sean otros los que tomen las decisiones trascendentes, o que se tomen ellas solas por simple orden lógico de los acontecimientos”, y usted sin duda si querer, me da la razón.
Somos, como muy bien ha dicho el señor Pérez Reverte en una entrevista, creo que en COPE, un país lleno de complejos. Nos odiamos a nosotros mismos, de una manera visceral. Somos campeones en echar la culpa a otros de nuestras miserias. Nuestros análisis históricos están preñados de visiones partidistas y subjetivas.
Si, soy pesimista, que le voy a hacer. Lo que veo, lo que oigo, lo que leo, lo que vivo, no me dan para ser optimista.

Jose
Jose
17 ddís hace

No sé por qué muchos dicen que Hitler y Mussolini eran de derechas, al igual que la Falange. Hitler era nacional socialista y Mussolini venía del socialismo. Creo entender que La Falange era fascista y anticapitalista.

John P. Herra
John P. Herra
17 ddís hace
Responder a  Jose

De todas las clasificaciones posibles, la de derechas e izquierdas es la más simplista y pueril. El fascismo es un socialismo nacionalista. Aunque los fascistas se dicen antimarxistas, son tan hegelianos como Marx. Sustituyen la lucha de clases por la lucha de razas o de naciones, pero es el mismo rollo socialista y liberticida, ponen al colectivo por encima del individuo.

David Sepúlveda Pérez
David Sepúlveda Pérez
17 ddís hace
Responder a  Jose

Error histórico que se repite hasta el cansancio, pero no hay mucho que decir al respecto: los nacionalistas -Los nazis y los decentes- comparten con la derecha política ciertos valores clásicos como “orden”, “economía” (De lo que la izquierda nada sabe), “familia”, “tradición”, etc. y de ahí el contubernio entre ambas y la confusión de conceptos. Pero todo el mundo olvida que tanto el fascismo como el nacionalsocialismo nacieron de las izquierdas italiana y alemana, respectivamente.

Manuel González Ledesma
Manuel González Ledesma
14 ddís hace

Puedes nacer de uno u otro, blanco o rojo, en este lugar o en aquel; lo real, lo significativo, lo trascendente es lo que eres (la realidad) al final. Y el nacionalsocialismo y el fascismo fueron y son ideologías de “derecha”, en ese esquema subjetivo que sigue manejando. ¿Qué tiene que ver la superioridad de una raza con las “izquierdas”? ¿O que tiene que ver el fascista de Franco (si, el mismo que envió algunos miles de españoles a campos de concentración, y que es innombrable en este foro) con la identidad de “socialista ” o “de izquierda”? ¿Y eso de: “ciertos valores clásicos como “economía” (de lo de la izquierda nada se sabe)”, es en serio? Supongo que China es una ilusión para usted. Y de nuevo con “orden”, rancio el término y putrefacto. Por ejemplo, en la actualidad, los gringos (de Gringolandia) defienden un “orden basado en reglas”; por supuesto, sus reglas. Si, el mismo que los españoles, ya sea Aznar (Irak) o Sánchez (Ucrania), van solícitos a defender. ¿Le gusta esta definición de orden o tiene una de acuerdo a las circunstancias?

John P. Herra
John P. Herra
13 ddís hace

Pues la superioridad de una raza tiene mucho de izquierdas, pero para eso hay que conocer los textos. El fascismo italianos hace una traslación de la lucha de clases a la lucha de Naciones cuando elabora una teoría de Naciones dominantes y “naciones proletarias”. Italia es fe las últimas y debe hacer una revolución que invierta ese orden del capitalismo internacional. El nacional-socialismo alemán es anticapitalista, y su antijudaímo es esencial en esa idea, porque presenta a los judíos como los dirigentes del capitalismo internacional que oprime a las naciones. Ofrece al proletariado la redención social en el seno de una “comunidad del pueblo”, que es la nación racial, lo cual es una utopía que parece mucho más cercana que la desaparición de la propiedad y lque propugna el comunismo. Eso son ideas socialistas, no conservadoras.

Aguijón
Aguijón
17 ddís hace

En líneas generales estoy de acuerdo con el análisis de don Arturo, pero quisiera hacer algunas matizaciones, aunque sólo sea para expresar mi opinión personal:
-El frente popular en las elecciones de febrero de 1936 no ganó por los pelos, ganó por los perros. Morían y manipulaban el recuento y la asignación de actas. La segunda vuelta fue un auténtico atraco.

-La República fue una oportunidad perdida y la mayor parte de la culpa recae en los propios republicanos. Escogieron para ostentar el poder real a rebotados de la monarquía y al más tonto, sectario y cobarde de sus “padres espirituales”, un personaje abyecto que se creía imprescindible…

-Alemania e Italia no estaban alineados en absoluto, lo del pacto antikomiterm y el eje fue posterior, antes estaban enfrentados por la anexión alemana de Austria, a la que se opuso Italia, y por la ayuda alemana al Negus en Etiopía. (Para defenderse de la agresion colonialista italiana, cuando las otras potencias se la negaron)
En plena guerra civil española más que aliados eran competidores, luego la cosa cambió, efectivamente, pero fue después.

-A diferencia del sainete de la sanjurjada y de las revoluciones anarquista de 1933 y bolchevique-socialista e independentista de 1934, que sí se plantearon para acabar con la República, el golpe fallido del 18 de julio de 1936 era contra el gobierno frente populista, no contra ella. Buscaban un cambio de gobierno no de régimen, aunque, después del fracaso, quienes lo idearon, terminaron por ceder ante el único que les podía salvar, cosa que hizo. (A pesar de que Mola muriese en un accidente de aviación. )
Anteriormente, a quien salvó ese señor fue a la propia República, pero de poco sirvió.
(Menos de un año y medio después los golpistas tenían el control y dinamitaban desde dentro lo poco que quedaba de la idea original.)

Repito, la República, nacida de forma nada ortodoxa y desarrollada de manera infame, fue una ocasión perdida, una más en nuestra, a veces, desgracia historia. Generó otra guerra civil entre españoles que arruinó al país, llevándose por delante centenares de miles de vidas, provocando, además, una férrea dictadura que la inmensa mayoría de los españoles terminó aceptando, prefiriendola a la supuesta ” libertad democrática” que, a priori, iba a garantizar esa ensoñación que algunos pretendieron llamar República y que sólo fue un mero instrumento para que otros tratasen de imponer su maldita dictadura del proletariado o buscasen directamente la secesión, amparándose en la continua debilidad republicana.
Comprendo que quienes hoy marcan el camino al desfiladero de Hamelin añoran esa “engomada”, pero yo les preguntó:
¿Acaso creen todos ser el flautista? ¿ No será que son conducidos, como niños( algunos como roedores) hacia el desastre más absoluto?

Saludos.

David Sepúlveda Pérez
David Sepúlveda Pérez
17 ddís hace
Responder a  Aguijón

Excelente su análisis y, de todas formas, puedo proyectarlo fuera de España, por estas tierras sudamericanas.

Aguijón
Aguijón
17 ddís hace

Don David somos de la misma madera unos españoles y otros pues españoles del otro lado del océano, como decían en las Cortes de Cádiz, es normal que nos pasen cosas parecidas.
Un saludo.

Rafa
Rafa
17 ddís hace

Es cierto que también tenemos un gran pais y gente maravillosa, sin embargo es triste ver cómo una vez y otra se vuelve a caer en ese odio atroz incapaz de desear algún punto de encuentro que pueda evitar el desastre.

Fran Muñoz
Fran Muñoz
14 ddís hace

Deseando que salga ya el libro recopilando los artículos de una historia de Europa. La de España la tengo y me encanta.

marta
marta
13 ddís hace

D Arturo, por favor, sea bueno y junte todas estas “Una historia de Europa” en un librito. Le auguro buena acogida…

Antonan
Antonan
12 ddís hace

Hola de nuevo, solo hacer unas pequeñas puntualizaciones de un relato de mi muy admirado D.Arturo en esta ocasión para mi gusto algo vago e impreciso: no es verdad que todos los republicanos fueran de izquierdas, tenemos el caso del bueno de Lerroux ( este sí que fue una oportunidad perdida de tener un gobierno moderado al igual que lo fue un Rivera por decir algo) y de buena parte de los militares entre los que había incluso entre los sublevados multitud de masones.
Por otro lado se da una imagen un tanto maniquea de los bandos, y quiero decir que entiendo que mucha gente desesperada y con unas condiciones de vida durísimas se abrazasen a esos bálsamos de Fierabrás que fueron el comunismo o el anarquismo. El fascismo o lo que fuese ese movimiento nacional católico en España lo veo más cómo una reacción de una parte de la población al caos, la anarquía, la inseguridad y el abandono del estado en esos años. Y después la guerra hizo el resto… Saludos